sábado, 7 de junio de 2025

Rafael Altamira, republicano y exiliado (y 2)


 Fuente: web de Antena 3

Una vez exhumados del Panteón Español de México, el pasado 10 de febrero de 2025 los restos mortales de Rafael Altamira y su esposa Pilar Redondo fueron inhumados en un mausoleo del cementerio de El Campello (Alicante). Las instituciones locales y nacionales respondieron así al deseo del ilustre exiliado, que siempre añoró las tierras alicantinas y manifestó su voluntad de reposar tras una vida de viajero cosmopolita allá donde nació.



Rafael Altamira y su esposa Pilar. Fuente: ABC

El acto de reparación presidido por S.M. Felipe VI debió ser un motivo unánime de alegría y reconocimiento para quienes comparten el deseo de convivencia en un clima de libertad. Sin embargo, hubo una voz discordante que cuestionó la condición de exiliado y republicano del insigne jurista en contra de lo afirmado por una amplia bibliografía académica. Este ejercicio de revisionismo lindante con el terraplanismo corrió a cargo de dos concejales del ayuntamiento de El Campello. Según lo publicado en la prensa, José Manuel Grau y María Jesús Bernabéu no solo negaron las propias declaraciones de Rafael Altamira como exiliado y republicano, sino que añadieron una boutade propia de las guerras culturales en las que algunas han encontrado un caladero de votos: «Si viviera hoy, nos votaría a nosotros» (Información, 7 y 8-II-2025).

Si Rafael Altamira viviera hoy, no sería el Rafael Altamira que conocemos como personaje histórico. Esta evidencia requiere la misma explicación que la negativa a admitir el terraplanismo del planeta, pero tal vez sea preciso recordarla para conocimiento de quienes, unas semanas antes y en el Ayuntamiento de Elche, ante la petición de la anulación del proceso a Miguel Hernández, pidieron que la misma se extendiera al seguido contra García Lorca (Información, 27-IX-2024 e Infolibre, 30-IX-2024). Si al cabo de casi noventa años no hemos localizado los restos del poeta fusilado, dudo que algún historiador aborde el imaginario consejo de guerra de quien acabó en un barranco por un fusilamiento extrajudicial.

Las boutades de quienes, sin una formación como historiadores, buscan titulares para rebatir lo investigado en las universidades y divulgado hasta el punto de ser una evidencia comúnmente aceptada, son cada vez más frecuentes. En esta ocasión, tuve la oportunidad de recordar la condición de Rafael Altamira como republicano y exiliado en una entrada de este blog publicada el 8 de febrero de 2025. Pronto, en apenas unas horas, tuvo varios centenares de visualizaciones y todavía es consultada. Tal vez porque hay una necesidad de negar el absurdo de quienes nunca consultan las fuentes documentales y bibliográficas ya que les resulta más rentable, electoral y mediáticamente, soltar una ocurrencia al gusto de sus votantes.

Gracias a mis compañeros del Centro de Estudios Mario Benedetti, y en el marco de una jornada en homenaje a mi añorada amiga M.ª Ángeles Ayala, que dedicó años de su trayectoria como investigadora al estudio de la obra de Rafael Altamira, el pasado 19 de mayo tuve la oportunidad de recordar una evidencia: el ilustre jurista fue un partícipe del exilio republicano.

La charla de unos veinte minutos quedó grabada para los posibles interesados en el tema y constituye un nuevo ejemplo de una circunstancia que caracteriza, por desgracia, nuestra actualidad: la necesidad de combatir las ocurrencias que, contra toda evidencia documental, esparcen quienes apuestan por el terraplanismo como banderín de enganche electoral.



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