EDUARDO UGARTE: “UN TOCADOR DE UKELELE”
Las preguntas de los adolescentes pueden resultar comprometedoras. El pasado mes de julio estaba preparando la bolsa de viaje para ir a San Lorenzo de El Escorial cuando mi hijo, algo sorprendido, me preguntó qué iba a hacer allí. Mi respuesta fue concreta: dar una conferencia sobre Eduardo Ugarte, un amigo de Lorca y Buñuel. Confié en que el nombre del poeta le clarificara mi propósito, pero acto seguido acudió a una fuente que él considera infalible tras haberla utilizado en el instituto: Wikipedia.
Al cabo de unos instantes, mi hijo andaba regocijado contándole a su madre que yo conferenciaría sobre “un tocador de ukelele”. El consiguiente cachondeo me llevó a consultar la entrada de Eduardo Ugarte en la citada enciclopedia. En efecto, allí constaba como dramaturgo, cineasta y tocador de ukelele. El resto de la información era correcta.
En 1995, harto de ver fotografías donde aparecía como “sujeto anónimo” junto a Lorca y Buñuel, publiqué un libro dedicado a Eduardo Ugarte. Algo se ha mejorado desde entonces, pues ahora se le cita por su nombre a pie de foto y uno, acostumbrado a hacerse ilusiones, gusta de imaginar que ha contribuido a ese modesto reconocimiento.
La condición de tocador de ukelele se basa en una foto tomada en Hollywood, donde Eduardo Ugarte aparece ataviado con una faldita y el citado instrumento. También se fotografió de vaquero en un saloon junto a Edgar Neville y José López Rubio. El redactor de Wikipedia la vería y, con ignorancia o humor, añadió tan singular menester a la condición de dramaturgo y cineasta. Sólo espero que no haya redactado también la entrada dedicada a Lorca, pues aparecería como poeta, dramaturgo y aviador, a tenor de una foto verbenera tantas veces reproducida.
La anécdota me sirvió para iniciar la conferencia con una sonrisa. El temor no radicaba en que mi hijo me tomara como un profesor divertido que escribe acerca de tipos singulares. Esta condición me haría subir enteros en el ámbito familiar. El problema es que, para tantos alumnos dispuestos a preparar trabajos de cortar y pegar, Eduardo Ugarte pasará a la posterioridad como tocador de ukelele. Y como él, otros sujetos que no pueden defenderse de la estulticia que circula por una red donde la erudición, al parecer, ni está ni se la espera.