martes, 28 de febrero de 2023

La guerra de una gloria nacional: Jacinto Benavente


El comportamiento público de Jacinto Benavente durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura franquista resultó polémico, al tiempo que abundante en anécdotas o circunstancias no siempre probadas. El tema lo abordé en uno de los capítulos de Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo (Barcelona, Ariel, 2013) y el texto del mismo ahora es accesible para cualquier interesado gracias al catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante y el siguiente enlace: http://hdl.handle.net/10045/132393
La consulta del diario socialista Claridad durante la Guerra Civil me ha permitido conocer con posterioridad nuevos detalles sobre las actividades de un Jacinto Benavente convertido en un entusiasta defensor de la II República. En este sentido debemos consultar especialmente las noticias publicadas el 3 de mayo de 1938 y el 3 de junio del mismo año. Asimismo, el texto benaventino dedicado a los "traidorzuelos" (Claridad, 13-IX-1937) y los homenajes al dramaturgo dispensados por la intelectualidad republicana, que el citado diario socialista reseña en sus ediciones del 15 de agosto de 1938 y del 16 de septiembre del mismo año. 
Al leer estos textos periodísticos, pocos podrían imaginar la imagen de un escritor dispuesto a abjurar de sus supuestos ideales con la llegada de las tropas franquistas a Valencia. No me consta que la bibliografía académica haya acometido la tarea de documentar exhaustivamente el comportamiento de Jacinto Benavente durante aquellos trágicos años. Tal vez porque las conclusiones nos remitirían a la combinación de un miedo atroz con la pretensión de acomodarse a los dictados del poder. En cualquier caso, la imagen sería lamentable para quien anda situado en el pedestal del prestigio.


¡Usted puede ser feliz!, campaña de Jabones Florit


La comedia Esa pareja feliz (1951), sacada adelante de manera casi milagrosa gracias a la colaboración entre Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, ha sido objeto de mi interés crítico en varios trabajos desde que la abordé en la monografía Lo sainetesco en el cine español. Años después, en 2013, la recuperé centrándome en el lema de la campaña publicitaria de Jabones Florit, ¡Usted puede ser feliz!, que anuda el argumento de la divertida y costumbrista comedia protagonizada por Fernando Fernán-Gómez y Elvira Quintillá. El correspondiente texto fue publicado como capítulo de Usted puede ser feliz (2013), incluye un apartado dedicado a la coetánea revista Señor dirigida por Fernando de Velasco y ahora puede ser consultado en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante gracias al siguiente enlace:

http://hdl.handle.net/10045/132377

Edgar Neville y la comedia de la felicidad


El polifacético y apasionante Edgar Neville es uno de los autores más presentes en mis trabajos académicos. Incluso le dediqué una monografía, Una arrolladora simpatía (2007), centrada en la peculiar trayectoria desde su etapa en Hollywood hasta la vivida en el Madrid de la posguerra. Este conocimiento del autor me permitió afrontar el estudio de sus obras englobadas bajo el concepto genérico de «la comedia de la felicidad». El correspondiente artículo apareció como capítulo en Usted puede ser feliz (2013). El texto de esta versión definitiva ahora puede ser consultado gracias al catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante en el siguiente enlace:

http://hdl.handle.net/10045/132379

lunes, 27 de febrero de 2023

Miguel Mihura también fue a la guerra, aunque poco


En el marco de la participación de los humoristas del 27 en la Guerra Civil, el caso de Miguel Mihura es uno de los más interesantes por su concreción en diversas iniciativas editoriales. El tema lo abordo en el segundo capítulo de Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo (2013) y ahora el correspondiente texto se puede consultar en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante gracias al siguiente enlace:

http://hdl.handle.net/10045/132358

La guerra civil de los humoristas


Los humoristas también fueron a la Guerra Civil. La obviedad habitualmente es ignorada en la mayoría de los estudios sobre la relación entre las armas y las letras durante el conflicto que asoló España desde 1936 hasta 1939. Al margen de otros trabajos acerca de casos concretos como el de Edgar Neville, en el primer capítulo de Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo (Barcelona, Ariel, 2013) realizo una valoración global de esta participación de quienes ahora suelen ser conocidos como «los humoristas del 27». El siguiente enlace del Repositorio de la Universidad de Alicante remite a la citada introducción:

http://hdl.handle.net/10045/132339

La felicidad en el franquismo


 En 2013 tuve la oportunidad de reunir varios trabajos en torno al concepto de la felicidad como consigna durante el franquismo. El resultado fue Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo, un volumen editado por Ariel en colaboración con el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante. La edición tuvo una buena acogida entre los compañeros por lo novedoso del planteamiento general y, diez años después, ya está libremente a disposición de cualquier interesado gracias al Repositorio de la Universidad de Alicante. El siguiente enlace remite a la Introducción:

http://hdl.handle.net/10045/132338

sábado, 25 de febrero de 2023

Calle Mayor, de Juan A. Bardem, y la imagen de Cuenca


En 2017, mi compañero Pablo Pérez Rubio me invitó a participar en unas jornadas dedicadas a la película Calle Mayor, de Juan A. Bardem, que organizó el Cine Club Chaplin de Cuenca. Mi aportación se centró en la imagen de dicha ciudad en un film que resume a la perfección las características de lo provinciano en la España del nacionalcatolicismo. El texto se publicó en el volumen coordinado por Pepe Alfaro y Pablo Pérez Rubio titulado Cuenca, Bardem y su Calle Mayor. Dada la escasa circulación que suelen tener estas publicaciones, la ponencia también aparece en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante para facilitar su consulta:

Las adaptaciones de Ama Rosa, de Guillermo Sautier Casaseca


El fenómeno sociológico y comunicativo de los seriales radiofónicos durante el franquismo apenas ha sido analizado en el ámbito universitario, a pesar de su indudable interés para conocer el imaginario colectivo de la época. En 2018, publiqué un artículo sobre el espectacular éxito del serial Ama Rosa (1959), de Guillermo Sautier Casaseca, y sus adaptaciones al teatro por la compañía de Doroteo Martí, las representaciones coincidieron con las emisiones radiofónicas, y al cine, en este caso en 1960 bajo la dirección de León Klimovsky. El texto del artículo publicado en Piedras Lunares se encuentra en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

viernes, 24 de febrero de 2023

El tiempo de la desmesura: un balance


 Los libros de historia de la cultura que he ido publicando durante décadas suelen ser abundantes en información y, al final, conviene establecer un balance que vaya más allá de lo puntualmente presentado a lo largo de la investigación. El tiempo de la desmesura. Historias insólitas del cine y la guerra civil española (2010) no fue una excepción en este sentido y en el siguiente enlace al catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante se puede leer el capítulo final del citado libro:

http://hdl.handle.net/10045/132302

Rojo y negro, de Carlos Arévalo: historia de una frustración


Desde los inicios de mi trayectoria como historiador de la cultura sentía interés por el reducido grupo de falangistas que ganaron la guerra y, poco después, quedaron desubicados ante la deriva que tomó el franquismo. Esta circunstancia se percibe en varios proyectos cinematográficos de la inmediata posguerra. En un libro anterior dedicado a Edgar Neville ya había estudiado el polémico caso de Frente de Madrid y con este bagaje afronté el análisis de Rojo y negro (1942), un film maldito de Carlos Arévalo que en estos momentos se puede consultar gracias a un excelente trabajo de edición digital. Las circunstancias eran bien distintas cuando llevé a cabo la correspondiente investigación, pero finalmente el resultado apareció como el tercer capítulo de El tiempo de la desmesura (2010). El texto del mismo ahora está disponible en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132301

El genio alegre y Rosita Díaz Gimeno, la sonrisa de la República


La madrileña Rosita Díaz Gimeno (1911-1986) es la protagonista de El genio alegre, un film de Fernando Delgado que fue estrenado durante la posguerra, pero cuyo rodaje estaba en marcha cuando estalló el conflicto en el verano de 1936. La circunstancia bélica alteró todos los planes y el equipo tanto artístico como técnico vivió momentos complejos que en algunos casos también fueron dramáticos. El tiempo de la desmesura (2010) intenta aclarar lo sucedido durante aquel rodaje que trajo fatales consecuencias para una Rosita Díaz Gimeno que por entonces era considerada «la sonrisa de la República» y estaba vinculada con la familia de Juan Negrín. El texto del correspondiente capítulo del citado libro ahora es accesible gracias al catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132300


Carne de fieras: una danzarina enjaulada y desnuda


Durante años tuve una vaga noticia acerca de una película maldita rodada en Madrid coincidiendo con el inicio de la Guerra Civil. Solo sabía de la presencia de una desnuda danzarina francesa que se adentraba en una jaula de leones para protagonizar un espectáculo bastante insólito en aquella capital de la II República. Poco después supe que su director, el valenciano Armand Guerra, era un anarquista con una sorprendente trayectoria cinematográfica y militante que trabajó en Francia y Alemania. Finalmente, tuve noticia de que la otra protagonista femenina, Tina de Jarque, era la única vedette ejecutada durante el período bélico en un caso que distaba mucho de estar aclarado. Los puntos de partida eran dignos de una novela -de hecho ya se han escrito dos sobre estos personajes históricos con posterioridad a la publicación de mi ensayo- y el interés se acrecentó cuando pude ver una película cuya conservación fue tan rocambolesca como el conjunto de circunstancias que rodearon el rodaje durante el verano de 1936. Con paciencia y perseverancia de investigador acostumbrado a los temas marginales fui atando cabos hasta dar una explicación coherente acerca de lo sucedido. El resultado final apareció como primer capítulo en El tiempo de la desmesura (2010). Ahora el texto del mismo se encuentra en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132279



El tiempo de la desmesura ahora en red


 En 2010 y gracias a la intermediación de Ignacio Martínez de Pisón, la recién creada editorial Barral y Barril publicó El tiempo de la desmesura. Historias insólitas del cine y la guerra civil española en coedición con el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante. La editorial tuvo una corta vida y el libro quedó pronto descatalogado, aunque sigue siendo accesible gracias a varias librerías que todavía disponen de ejemplares a la venta. Ahora, y por capítulos, el libro es accesible para cualquier interesado en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante. En este primer enlace podemos leer la introducción donde planteaba la necesidad de estudiar todo lo que rodeó el rodaje y el estreno de tres películas directamente relacionadas con la Guerra Civil. La imagen de la portada corresponde a la francesa Marléne Grey, la protagonista de Carne de fieras (1936), del anarquista Armand Guerra.

http://hdl.handle.net/10045/132299

jueves, 23 de febrero de 2023

«Chubby» Checker, rechoncho twister


El último capítulo de Contemos cómo pasó. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (2016) está encabezado por el simpático y regordete twister norteamericano, cuya música me acompañó a lo largo de la redacción de un libro volcado en unas memorias tan personales como generacionales que pretenden rememorar aquella España del tardofranquismo vista desde la perspectiva de un niño o adolescente. El objetivo del ensayo fue prescindir de la nostalgia, pero nunca del necesario humor que tanto contribuye a mantener el debido distanciamiento y el necesario sentido crítico ante una época cuyos recuerdos todavía son en blanco y negro, como también era aquel país sometido a una dictadura que se colaba hasta en la cotidianidad de un niño feliz. El capítulo ahora está disponible en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132247

Margarita García San Segundo, Agata Lys, agraciada actriz


El cine y la televisión son una fuente fundamental para la memoria de los niños y los adolescentes. En mi ensayo Contemos cómo pasó (2016) dediqué un capítulo al recuerdo de figuras de ambos medios que iban desde los dibujos animados de los años sesenta, vistos con auténtica pasión, hasta algunas actrices precursoras del destape que coincidió con la adolescencia de un bachiller. Todo con el debido humor y sin el menor asomo de una imposible nostalgia. La foto corresponde a la tristemente fallecida Agata Lys, que protagoniza una anécdota contada en el citado capítulo. Ahora el texto del mismo se puede consultar en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132246

miércoles, 22 de febrero de 2023

Charles Trenet, risueño cantante


El 30 de abril de 1975, a primera hora de la tarde, un grupo de compañeros que cursaban el COU decidieron celebrar la victoria obtenida por los norvietnamitas sobre los norteamericanos con la toma de Saigón y el final de la guerra. Aquella larga tarde de celebración terminó frente al mar tan maravillosamente evocado por el cantante francés Charles Trenet y, varios años después, con la imagen de uno de esos compañeros enfermo de SIDA en un hospital. La experiencia autobiográfica y generacional la cuento en uno de los capítulos de Contemos cómo pasó (Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2016) y ahora el texto está disponible en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132217

martes, 21 de febrero de 2023

Nino Buscató, infalible encestador


La infancia y la adolescencia son unas etapas biográficas necesitadas de referentes e, incluso, de héroes. El tiempo del escepticismo o el desencanto todavía queda lejos o sus consecuencias pueden ser relativizadas si la elección hecha en su momento se mantiene con criterios propios de la madurez. El mundo del deporte es una verdadera cantera de esas figuras tan necesarias para los chavales. Quienes atravesamos las referidas etapas durante las décadas de los sesenta y setenta no tuvimos a nuestro alcance las más rutilantes estrellas del deporte que después han proliferado en España. El país daba poco de sí y los deportistas solían responder a las limitaciones habituales en tantos ámbitos de aquel tardofranquismo. Sin embargo, había opciones que hoy casi pasarían desapercibidas y en ese momento fundamentaron nuestras ilusiones. Mariano Haro y Nino Buscató son dos entrañables ejemplos evocados en el correspondiente capítulo de Contemos cómo pasó (2016). Ahora el texto del mismo se puede consultar en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132198

lunes, 20 de febrero de 2023

Pepe Legrá, locuaz boxeador


El recurso a la memoria, cuando ya se ha llegado a una edad cercana a la jubilación, conduce a veces al recuerdo de espectáculos actualmente desaparecidos o en franca regresión, pero que en su momento gozaron de una tremenda repercusión y condicionaron nuestras experiencias de la infancia o la adolescencia. El boxeo, la lucha libre y los grotescos espectáculos taurinos protagonizados por discapacitados se sitúan entre los casi inevitables para un chaval de los años sesenta que, ahora, comprueba con asombro que no le afectaran demasiado en su educación como persona respetuosa y nada violenta. La consiguiente reflexión, repleta de anécdotas autobiográficas que invitan a la sonrisa, apareció en un capítulo de Contemos cómo pasó (2016). El texto del mismo en la actualidad también se encuentra disponible en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132159

Cabo Rusty, incansable aventurero


Un niño español de los años sesenta todavía tenía la oportunidad de formarse con múltiples referencias del mundo propio del western clásico, pero también con varias series norteamericanas ambientadas en ese mismo universo y que tuvieron un enorme éxito entre nosotros gracias a la multiplicación de las cifras del parque de receptores. La evocación del infantil cabo Rusty, con su inseparable pastor alemán Rin Tin Tin, es el punto de partida de un capítulo de Contemos cómo pasó (2016) dedicado al papel que desempeñó el Oeste en la formación de aquellos niños y consiguientemente en la memoria generacional, que en este punto tanto difiere de la de otras generaciones que ya han asistido a la práctica desaparición de un cine y unas series que nos entusiasmaron. Ahora el texto del capítulo también puede ser consultado en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132178

Virgilio Teixeira, apuesto moribundo


El actor portugués Virgilio Teixeira (1917-2010) interpretó una canónica muerte en Agustina de Aragón (1950), de Juan de Orduña. La escena es un paradigma del cine histórico del franquismo donde tantos héroes mueren con un mensaje de patriotismo, entrega y renuncia. La irónica evocación de este momento cinematográfico, con su componente de jotas y cañonazos, es el punto de partida de un capítulo de Contemos cómo pasó (2016) donde desde la memoria personal y generacional explico los motivos de mi preferencia por otros personajes radicalmente contrapuestos a quienes, lejos de vivir, sabían morir con especial trascendencia patriótica. Ahora el texto del capítulo también es accesible a través del Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132158

viernes, 17 de febrero de 2023

Cesta y puntos evocado por un bachiller elemental de la época


El concurso Cesta y puntos (1965-1971) fue un hito de la programación de TVE y, visto con verdadero entusiasmo deportivo cada sábado por la tarde durante el curso académico, constituyó un referente para toda una generación de bachilleres con aspiraciones de ser «chicos del Preu». Su emisión la evoqué en un capítulo de Contemos cómo pasó (Alicante, Universidad de Alicante, 2016), donde también abordo el papel de aquellos concursos disfrutados por millones de personas en la configuración del imaginario popular y generacional.
El texto del correspondiente capítulo ahora también puede ser consultado en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132138

Secundino Gallego, el bedel del «millón»


El bedel de la Universidad de Barcelona Secundino Gallego era un verdadero especialista en pájaros de todo tipo. Su popularidad fue enorme a principios de los años setenta gracias a su participación en un concurso de RTVE. La figura de este hombre anónimo hasta entonces que lo sabía todo en materia de trinos la evoqué en un capítulo de Contemos cómo pasó (Alicante, Universidad de Alicante, 2016), donde abordo el papel de los concursos vistos por millones de espectadores en la configuración del imaginario popular y generacional.
El texto del correspondiente capítulo ahora también puede ser consultado en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132138

jueves, 16 de febrero de 2023

Rafael Canalejo Cantero, el alcalde del «millón»

Rafael Canalejo Cantero, alcalde de Belmez a principios de los años setenta, alcanzó una enorme popularidad por su participación en el concurso televisivo Un millón para el mejor. Su figura, verdaderamente representativa de los políticos locales del Movimiento, la evoqué en uno de los capítulos de Contemos cómo pasó (Alicante, Universidad de Alicante, 2016), donde abordo la importancia de estos concursos vistos por millones de espectadores en la configuración del imaginario popular y generacional. El texto del capítulo ahora también está accesible en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132138

 

Federico García Sanchiz, florido charlista


Federico García Sanchiz fue un popular charlista desde antes de la Guerra Civil y, sobre todo, durante el franquismo. Tuve la oportunidad de evocar su figura en uno de los capítulos de Contemos cómo paso. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (1958-1975), un ensayo publicado por el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante en 2016.
La figura del charlista, ya desaparecida en nuestra cultura, me permite evocar otros charlistas de mi experiencia como alumno en un instituto durante el franquismo y, especialmente, la importancia de la palabra bien hablada en nuestra formación.
La foto de la entrada procede de ABC. Os paso el enlace al correspondiente capítulo en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/132104

Arturito Pomar, precoz ajedrecista


La figura del precoz ajedrecista Arturito Pomar la evoqué en uno de los capítulos de Contemos cómo pasó. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (1958-1975), un ensayo publicado por el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante en 2016. Ahora el texto revisado y actualizado está también disponible en el Repositorio de la Universidad de Alicante.

Arturito Pomar fue uno de los más destacados niños prodigio del franquismo y el capítulo versa sobre la importancia de los mismos como referentes alojados en la memoria de quienes llegamos a vivir aquella época. Os paso el correspondiente enlace:

http://hdl.handle.net/10045/132095



martes, 14 de febrero de 2023

La vaca lechera, letra de Jacobo Morcillo


 El capítulo «Jacobo Morcillo, ocurrente letrista» está incluido en mi libro Contemos cómo pasó. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (1958-1975) (Alicante, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2016, pp. 43-60). El texto, una vez revisado y ampliado gracias a la consulta de un sumario judicial depositado en el Archivo Histórico Nacional (FC-Causa General, 159, exp. 1), ahora está accesible en el Repositorio de la Universidad de Alicante.
La biografía de este quintacolumnista que se alistó en la División Azul y, a su vuelta, fue un policía nacional al tiempo que brillante letrista de canciones como La vaca lechera -su popularidad continúa hasta el presente-, seguramente ejemplificaría muchas de las vicisitudes vividas en la España de la guerra y la larguísima posguerra. Su célebre fox trot aligeró con una letra pegadiza y optimista las penurias de un momento dramático para la mayoría de los españoles y lo evoco, por tradición familiar, en un capítulo donde hablo de las diferentes experiencias generacionales durante el franquismo en torno a algo tan básico como la alimentación.
Jacobo Morcillo Uceda (1917-2004) aparece en numerosos blogs nostálgicos. A veces con datos que se contradicen con los documentos conservados y accesibles en los archivos públicos. Otros, como su expediente personal en el Ministerio de Interior, no serán consultables hasta transcurridos veinticinco años desde su fallecimiento. Mientras tanto, cabe recordarle como un joven de veinte años que debió superar momentos dramáticos en dos guerras consecutivas y que, al parecer, nunca perdió el suficiente sentido del humor para escribir sencillos cantables y frases publicitarias que tuvieron un notable eco popular:

http://hdl.handle.net/10045/132013



lunes, 13 de febrero de 2023

John Moore (Negre Lloma), homenajeado vagabundo


 La leyenda del Negre Lloma, cuyo cadáver habría atravesado media España a hombros de cinco mil falangistas en 1939, siempre me interesó desde niño cuando la oí contar en mi familia. Al cabo de los años, consulté la base real de la misma y la recreé en el marco de la memoria de un chaval que en la víspera de cada veinte de noviembre de los sesenta iba con su colegio para ver la celda que acogió a José Antonio hasta su fusilamiento. La leyenda, como otras que circulaban por entonces entre los perdedores, solo era un aliviadero de la sonrisa para soportar mejor el peso de una derrota absoluta y brutal.
El correspondiente capítulo apareció en Contemos cómo pasó. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (1958-1975), Alicante, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2016, pp. 25-42.
Ahora también se puede leer en el Repositorio de la Universidad de Alicante:

http://hdl.handle.net/10045/131999
El libro se encuentra a la venta en:
https://publicaciones.ua.es/p/2742_condiciones-de-compra/

Una nueva oportunidad para Contemos cómo pasó


La publicación de un libro es un proceso largo que incluye períodos de espera. El investigador siempre debe tener otras tareas a mano para no quedar parado. La lectura es la principal, pero también cabe repasar trabajos anteriores, mejorarlos y darles una nueva oportunidad gracias a las posibilidades que aportan las nuevas tecnologías. Así he procedido con Contemos cómo pasó, un ensayo publicado en 2016 por la Universidad de Alicante y que ahora, capítulo a capítulo, será accesible a través del Repositorio de la Universidad de Alicante (RUA).
Hoy enlazamos el prólogo de un libro que supuso un empeño quijotesco en tiempos de bachilleres homologados porque su autor pretendía ser uno de los «cofrades de la divagación» (Luis Mateo Díaz) para escapar de la rutina académica, divagar sin norte y, sobre todo, conversar con un lector maduro a la búsqueda del recuerdo compartido.

Prólogo disperso, aunque oportuno, pp. 9-24:

http://hdl.handle.net/10045/131998


sábado, 11 de febrero de 2023

Modelo 77 (2022) y las caras oscuras de la Transición


 

Ofendidos y censores (Renacimiento-UA, 2022) incluye un amplio capítulo dedicado al consejo de guerra seguido contra Els Joglars por el estreno de La torna. La consiguiente investigación me permitió conocer el paso de Albert Boadella por la cárcel Modelo de Barcelona, una experiencia que aparece reflejada en sus memorias y en varias entrevistas concedidas por el intérprete y dramaturgo catalán.

El dato me hizo recordar la tétrica imagen de aquel recinto carcelario que, al igual que otros muchos repartidos por España, vistos desde fuera permitían imaginar al mismísimo conde de Montecristo penando en su interior. Edificios enormes, viejos, destartalados…, que ya por entonces parecían una ruinosa herencia de los estertores del franquismo. El interior era peor, incluso pavoroso, por múltiples razones que incluían unas lamentables condiciones higiénicas, el hacinamiento de los reclusos y la continuidad de los malos tratos, al margen de un sistema penitenciario cuya legislación respondía plenamente al franquismo.

En ese contexto de los inicios de la Transición la aparición de la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) era una cuestión de tiempo. Y con ella surgieron unas justificadas protestas capaces de derivar en motines que incluían considerables dosis de violencia por el comportamiento de los reclusos -llegaban a autolesionarse de forma brutal- y los responsables del orden público. La irrupción de los antidisturbios en los recintos carcelarios dejó de ser esporádica con toda la carga de violencia que suponía.

El siempre interesante Alberto Rodríguez da cuenta de esta cara oscura de la Transición en Modelo 77 (2022), una excelente película carcelaria dedicada a la explosión de violencia que estalló en la cárcel Modelo y otras de la geografía nacional. Verla a mi edad es retrotraerse a unos momentos de caos y desorientación cuyo relato oficial, tan deudor de la ficción, apenas se corresponde con las experiencias de quienes vivimos aquellos años y carecemos de la generalizada voluntad de idealizarlos.

Al igual que me sucediera cuando escribí Quinquis, maderos y picoletos (2014), cualquier acercamiento a la cara oscura de la Transición permite dudar acerca de un relato oficial que se resiste a ser sustituido por otro más veraz. La resistencia es notable, además de organizada desde un punto de vista político que cuenta con el apoyo generacional de numerosas personalidades de la época, pero poco a poco aparecen películas, libros, ensayos…capaces de recordarnos que en aquella España nadie estaba en el timón y, ni mucho menos, las actuaciones colectivas e individuales respondían a una especie de guion. La improvisación se impuso y milagro fue que el resultado obviara la catástrofe, tal y como explica Antonio Muñoz Molina en «Novela negra y esperpento de 1981» (El País, 10-II-2023).

Un consuelo personal: lo iniciado en medio de la más absoluta soledad académica con Quinquis, maderos y picoletos, un libro agotado desde hace años, ahora es una corriente creativa e historicista capaz de replantear una Transición cuyas aristas pronto fueron limadas para crear un relato tan oficial como consolador.

viernes, 10 de febrero de 2023

José Sacristán o El hijo del Venancio



El historiador no solo aporta conocimiento para fortalecer la memoria individual o colectiva, sino que también es deudor de quienes la cultivan para comunicarla a través de sus trabajos. Muchos intérpretes de cine y teatro forman parte de este colectivo. En especial, aquellos que llegados a la madurez o la vejez evocan el pasado apenas tienen ocasión de ponerse delante de un micrófono.

Cumplidos los ochenta, José Sacristán ya ha superado con nota un curso de su invención: «primero de Fernán-Gómez», donde tantos otros colegas de los escenarios se atascan por incapacidad manifiesta. Desde hace muchos años el genial actor se ha convertido en el guardián de la «memoria de la tribu», según la acertada definición incluida en el título del libro que le dedicara Miguel Bayón, y ahora esta circunstancia cobra más relieve porque a su alrededor hay demasiadas ausencias.

Esa memoria, cultivada con fascinación desde que era un chaval de Chinchón conocido como El hijo del Venancio, le permite evocar colegas de otras épocas para sentirse partícipe de una tradición donde el oficio se aprende observando y admirando a los ilustres. José Sacristán siempre lo ha sabido y, sobre todo, lo ha comunicado a menudo con una convicción que resulta imposible rechazar.

El hijo del Venancio, un obrero represaliado por el franquismo al que José Sacristán visitaba en la cárcel junto a su madre, todavía hoy es deudor de sus orígenes. Esta coherencia vital le permite permanecer en activo con una admirable actitud y, al mismo tiempo, es la fuente de una memoria crítica alimentada a base de experiencias compartidas. 

Por estas y otras muchas razones, resulta imprescindible ver el capítulo que le ha dedicado la serie Imprescindibles de La 2:

 https://www.rtve.es/play/videos/imprescindibles/jose-sacristan-yo-queria-ser-tyrone-power/5747005/

El fotograma seleccionado corresponde al debut cinematográfico de José Sacristán en una escena junto a Alberto Closas.

Los protagonistas de Las armas contra las letras (II)


El primer tomo de Las armas contra las letras ya está redactado y, antes de entregarlo a Publicaciones de la Universidad de Alicante y la editorial Renacimiento, he pasado el original a dos compañeros especializados en la represión franquista de la inmediata posguerra para corregir posibles errores y matizar o completar lo que sea preciso. La historia es una tarea colectiva y sujeta a la crítica entre colegas.
Mientras tanto, ya he localizado en el Archivo General e Histórico de Defensa los sumarios de quienes inicialmente serán los protagonistas del segundo tomo dedicado a los consejos de guerra de periodistas, escritores y dibujantes. Los nombres de quienes fueron procesados y cuyos sumarios ya han sido solicitados son:
Isidro García Ortega. Jaime Menéndez Fernández. Germán Bleiberg Cottlieb. Pascual Pla y Beltrán. Antonio Agraz Gutiérrez. Luis Hernández Alonso. Leopoldo Bejarano Lozano. Santiago de la Cruz Touchard. Mariano Espinosa Pascual. Antonio Fernández Lepina. Ricardo Flores Mora. Ramiro Gómez Zurro. Mateo Hernández Barroso. Ricardo del Olmo Almenta. Enrique Paradas del Cerro. Salvador Prieto. Vicente Ramón Esteban. Carlos Riviera. Manuel Garrido García. César García Iniesta. Antonio Uriel Alonso. Eduardo de Castro Escandell. Andrés Martínez de León. Antonio Barbero Núñez. Andrés Cabanillas Blanco. Antonio Pugués Guitart. Joaquín Dicenta Alonso. Victoriano Tamayo Mayones. Amalia Carvia Bernal.
El trabajo será duro y lento porque muchos de ellos carecen de bibliografía crítica, pero procederemos con paciencia para completar esta nómina de escritores, periodistas y dibujantes que fueron duramente represaliados por el franquismo poco después de terminar la Guerra Civil.

Hijos de la fábula, de Fernando Aramburu, o de la tontería


 

Fernando Aramburu acaba de publicar Hijos de la fábula (Barcelona, Tusquets, 2023), una novela cuyos protagonistas de nuevo están relacionados con el terrorismo etarra y sus aledaños. La he leído con la previsible expectación de quien ha disfrutado con otras novelas y cuentos del mismo autor en torno a un tema en el que cabe concederle una autoridad. La novela es distraída y hasta divertida en ocasiones. Hijos de la fábula invita a una lectura relajada y gratificante, pero también decepcionante a la hora del balance.

Los dos protagonistas mantienen la aspiración de convertirse en terroristas justo cuando ETA anuncia el final de la lucha armada. La paradójica situación invita a una reflexión compartida con el lector acerca del desenlace de esta pesadilla de décadas, pero la misma resulta -en mi opinión- inviable porque Asier y Joseba no solo son unos pobres diablos, sino también dos tontos muy tontos. La estulticia queda perfectamente ejemplificada a la largo de la novela. A partir de semejante presupuesto y, como es lógico, las tonterías que cometen para alcanzar su grotesco propósito se van encadenando como si asistiéramos a una película de El Gordo y El Flaco.

Fernando Aramburu ha escrito excelentes obras. Patria tal vez sea la más conocida, pero esta última me ha supuesto una decepción. Tampoco tiene demasiada importancia. Quienes escribimos ensayos también sabemos que algunos debieran ser olvidados para no sentir demasiada vergüenza. Cuando las trayectorias son largas comprendemos que no siempre hemos estado a la altura de las circunstancias.

No obstante, la enseñanza que acarrea esta lectura de Hijos de la fábula la procuro aplicar a mis ensayos de carácter histórico o cultural sobre el período republicano, el franquismo y la Transición. Sus protagonistas pueden ser cualquier cosa, incluso las peores, menos tontos. Y, sobre todo, conviene evitar considerar como tales a quienes por distintos motivos tenemos frente a nosotros, en nuestras antípodas ideológicas o de otro tipo. El riesgo de caer en esta tentación es escribir un libro facilón y ventajista, un ajuste de cuentas que puede resultar tan distraído al lector como inútil a efectos de conocimiento. Los tontos no provocan preguntas sino hartazgo más allá de una aparición fugaz y más de trescientas páginas suponen un marco excesivo para quienes solo servirían como personajes anecdóticos.


lunes, 6 de febrero de 2023

Nuevos datos sobre el misterio de la tumba de Zugazoitia y Cruz Salido


La investigación histórica basada en la consulta de los documentos depositados en los archivos públicos es un trabajo lento, sobre todo cuando se solicita la copia de una documentación. Las recortadas plantillas de nuestros archivos apenas pueden afrontar el importante número de solicitudes que deben satisfacer. Tras trece meses de espera, he conseguido que el Archivo General de la Administración me remita el expediente personal como funcionaria del Ministerio de Trabajo de Florencia Emilia Marroquín de Pedro, una de las dos hermanas que pagaron en la inmediata posguerra las tumbas de los periodistas socialistas Julián Zugazagoitia y Francisco Cruz Salido.
La consulta no aporta grandes novedades al borrador del capítulo correspondiente de Las letras contra las armas, pero permite contar con la seguridad documental a la hora de presentar los datos básicos de la peculiar trayectoria de esta modesta funcionaria, que cuando fue procesada por los republicanos declaró ser militante de Izquierda Republicana y, cuando en 1939 fue depurada por los vencedores, declaró haber colaborado con la Quinta Columna en el Madrid de 1936 a 1939. Y, además, contó con avalistas que la consideraban afecta al régimen republicano y otros que al finalizar la guerra avalaron su militancia en el Glorioso Movimiento Nacional. 
La situación se repite en otros casos estudiados en el citado libro, donde algunas militancias o simpatías políticas varían en función de los intereses o la conveniencia del momento. La justificación suele estar vinculada con la necesidad de sobrevivir y, en menor medida, con alguna ambición. Probablemente, Florencia Emilia Marroquín de Pedro ni fue republicana ni franquista, sino solo una taquimeca enamorada de un compañero de trabajo fusilado en el Madrid de la guerra. Aquella relación le llevó a la checa de Fomento y, posteriormente, a la cárcel en dos ocasiones. Aunque resultó absuelta de los juicios como desafecta al régimen, la persecución se cebó en ella y acabó separada como funcionaria de la II República. Al menos, estas vicisitudes le permitieron ser una excautiva y, tras superar el proceso de depuración sin problemas, culminar en 1971 su trayectoria como modesta funcionaria del Ministerio de Trabajo. También combativa, pues recurrió al Tribunal Supremo para que finalmente le concedieran los trienios correspondientes a la etapa republicana como mecanógrafa en los Jurados Mixtos, antecedente de las Magistraturas de Trabajo.
A los setenta años, en 1971, Florencia Emilia se jubiló dejando en silencio un gesto insólito: su voluntad de que los periodistas citados contaran con una tumba a su nombre cuando el resto de los represaliados acababan en una fosa común. Nunca sabremos hasta qué punto fue una republicana o una franquista, pero el gesto de solidaridad con quienes le ayudaron durante la guerra le honra como persona y me alegro de haberlo dado a conocer con motivo de la investigación que ha culminado en Las armas contra las letras.

sábado, 4 de febrero de 2023

La guerra innombrable de Concha Alós


La lectura de las obras de Concha Alós con el objetivo de dirigir una tesis doctoral sobre la misma me ha llevado hasta El caballo rojo, publicada originalmente en 1966 y reeditada con esmero por La Navaja Suiza en fechas recientes.
La citada novela da cuenta de las experiencias de la autora durante la Guerra Civil, cuando junto a su familia la futura escritora debió abandonar Castellón para refugiarse en Lorca. El punto de partida es esta circunstancia biográfica con su previsible dramatismo, pero pronto El caballo rojo va más allá de la misma y se convierte en una de las primeras novelas sobre la Guerra Civil escritas por quienes la habían vivido en la zona republicana y publicadas bajo la censura del franquismo.
La novela resulta interesante por diferentes motivos, pero al leerla en la actualidad no deja de sorprender un rasgo previsible si recordamos la actuación de la censura franquista durante los años sesenta: la Guerra Civil casi es innombrable, al menos como hecho histórico con sus correspondientes causas y protagonistas.
La doctrina oficial, con motivo de la campaña de los XXV Años de Paz que estudié en Petróleo, monjas y poetas, permitía la novedad de que los derrotados fueran presentados como personas, incluso como españoles. El avance era notable con respecto a lo sucedido desde 1939, pero el límite estaba en buscar algún tipo de explicación histórica acerca del conflicto que fuera más allá de lo individualizado en torno a sentimientos, pasiones, comportamientos, reacciones... cuyo origen nunca cuenta con una explicación política, ideológica o social. 
Los personajes de estas novelas viven en medio de una guerra innombrable que parece ser fruto de un destino inexorable. Concha Alós, como su amigo Ángel M.ª de Lera, lo sabían y mucho hicieron dando voz a unos derrotados que lo seguían siendo en los sesenta. El problema es que, más de cincuenta años después, esa derrota carece de cualquier contexto histórico y explícito en unos textos que nos remiten a las todavía graves restricciones de la censura en el país de los XXV Años de Paz.
A mediados de los sesenta, Concha Alós debió saber callar para poder escribir. El resultado conserva un indudable interés literario, pero también las limitaciones impuestas por una censura que no cesó hasta más allá incluso de la muerte del dictador.

jueves, 2 de febrero de 2023

Recuperar a Concha Alós


La dirección de una tesis doctoral a veces te lleva por el camino de compartir con un doctorando tu propia investigación y en otras ocasiones te permite conocer un nuevo campo. Desde hace unos pocos meses estoy dirigiendo una tesis doctoral sobre la escritora Concha Alós, que falleció en unas circunstancias tan dramáticas como, por desgracia, frecuentes en quienes optaron por reflejar la cara más oscura de la España que conocieron de primera mano. 
La novela Los enanos (1962) ha sido reeditada con éxito en fechas recientes por la editorial La Navaja Suiza. Gracias a esta labor pudimos conocer una obra que permanecía olvidada más allá de la meritoria labor de unos pocos estudiosos. Leerla es asomarse a la España del final de la autarquía, el destrozado y cutre país que, por fortuna ajena a la voluntad del general Franco, dio paso al desarrollismo de los años sesenta. En mi libro Contemos cómo pasó explico algunos de los motivos por los que a menudo evocamos con una sonrisa esos años sesenta, pero nunca cabe olvidar el punto de partida, magníficamente retratado por Concha Alós en esta novela, al igual que apareció en películas y obras teatrales coetáneas también ahora olvidadas, incluso negadas por la memoria. 
El recuerdo de aquellos años es particularmente desagradable para la mayoría y, puestos a recordar, muchos optan por momentos donde no estuviera tan presente la miseria moral, física y económica de un país desnortado y sumido en los delirios de quienes gobernaban con un menguante concepto de la realidad. 
La memoria tiende a privilegiar lo agradable o positivo, pero si nos dejamos llevar exclusivamente por este criterio tan comprensible acabamos convirtiendo esa memoria en una falsificación de la realidad histórica. La lectura de la citada novela de Concha Alós es un excelente aviso para evitar esa deriva de la memoria con tantos seguidores entre los lectores.