miércoles, 29 de mayo de 2024
No a las denominadas leyes de concordia
lunes, 27 de mayo de 2024
El virus de la cervantina y Ron Lalá
sábado, 25 de mayo de 2024
El ninot de Juan Negrín
EL
NINOT DE JUAN NEGRÍN
El pasado jueves fui
invitado a presentar el llibret editado por la Foguera del Port
d’Alacant, que este año se ocupa de dos momentos de silencio en nuestras
fiestas: los de la Guerra Civil y los motivados por la pandemia del COVID-19.
De estos últimos nada puedo indicar, pero de los primeros tuve la ocasión de
hablar gracias a los excelentes artículos recopilados por Fran Martín y
escritos por un grupo de amigos con quienes mantengo relación desde siempre. Al
fin y al cabo, hemos colaborado en numerosas iniciativas tendentes a mantener
viva la memoria local en los más diversos temas.
Al finalizar la charla,
me referí a una anécdota familiar relacionada con esos aciagos años y las
Hogueras. En junio de 1939, recién terminada la guerra en el puerto de
Alicante, la celebración fue la propia de una ciudad destrozada por los setenta
y un bombardeos sufridos, con el hambre de la miseria acumulada durante tres
años y que tenía una población penal repartida en varios centros
penitenciarios.
Ese año, según me han
confirmado los amigos que de este tema saben, solo se plantó una hoguera de la
que probablemente hubo alguna foto, aunque nunca la he conseguido localizar. El
monumento se encontraba a las puertas del Mercado Central, a unos pocos metros
de donde el 25 de mayo de 1938 fallecieron más de trescientas personas a causa
de un bombardeo de la aviación italiana. Esta barbarie fascista nunca tuvo su
Picasso.
Mi abuela me contó que en
esa modesta hoguera el ninot de Juan Negrín ocupaba un lugar preferente y que
el 24 de junio de 1939 aguantó mucho hasta que las llamas lo consumieron. Yo
era un adolescente por entonces y apenas entendí el relato porque ni siquiera
sabía quién era el aludido más allá de las «píldoras del Dr. Negrín», las
lentejas como plato único de la que me habló mi abuela.
Años después, mi madre ya
con la edad de mi abuela y llegada la democracia, empezó a relatar su
experiencia como niña superviviente de aquel terrible bombardeo. Apenas tenía
once años cuando salió escapando entre cadáveres y personas terriblemente
mutiladas:
La historia del bombardeo
ha sido divulgada hasta en documentales televisivos, cuenta con bibliografía y
muchos otros testimonios pueden corroborar las palabras de mi madre. Sin
embargo, todavía recuerda, a sus 98 años, otra que pocos conocen porque está
basada en la percepción subjetiva de una familia derrotada. Esa noche de junio
de 1939, de la mano de sus padres, la niña de trece años vio quemar la única
hoguera y asegura, con la certeza de la experiencia, que el ninot de Juan
Negrín tardó mucho, muchísimo, en ser consumido por las llamas.
El ninot ardería como
cualquier otro. Los vencedores lo verían caer pronto y con la satisfacción de
quien quema al enemigo porque ni siquiera se plantea la reconciliación y menos
«la concordia». Los vencidos, privados de casi todo y solo poseedores de su
imaginación, le vieron resistir las llamas con un empeño tan resignado como
digno. Esa noche de derrota, donde tan pocos motivos había para la alegría, la
familia comentaría que Juan Negrín había aguantado con la esperanza de que
otras resistencias les libraran de la condición de vencidos.
El ninot de Juan Negrín
no fue el comienzo de un cambio, pero, cuando tan absoluta y dramática era la
derrota, se convirtió en una referencia que alimentaba los recuerdos mantenidos
en silencio de una familia donde el padre sufrió graves quemaduras por un
bombardeo, una hija había muerto por culpa de la escasez de medios, un cuñado
estaba en la cárcel, otros familiares desaparecidos o exiliados, el futuro
yerno perdiendo para siempre la posibilidad de ser un maestro republicano y,
claro está, con todos pasando un hambre de la que me libré por haber nacido en
1958, cuando «ya no había tanta hambre», a diferencia de lo sucedido con mis
hermanos.
Las historias, con su
inevitable carga de ficción para redondearlas, alimentan la memoria que nos une
a las generaciones desaparecidas. Ahora, tal y como dije al final de la charla,
cabe esperar que en una sociedad democrática sin vencidos ni vencedores los
ninots ardan a su debido tiempo y que, quienes asistimos a la quema, solo
tengamos la necesidad de imaginar que el próximo año también podamos estar
presentes en el ritual del fuego. Esa normalidad resulta más aburrida y apenas
despierta la imaginación, pero nos permite vivir en paz.
La parte monográfica del llibret, dedicada al período de la Guerra Civil, ya se puede consultar en el Repositorio de la Universidad de Alicante con acceso libre para cualquier investigador interesado en el tema:
miércoles, 22 de mayo de 2024
La ANECA me concede el sexto sexenio de investigación
sábado, 18 de mayo de 2024
Papá no era el rolling stone que suponía
Mi escaso conocimiento
del inglés es propio de un autodidacta que necesita entender trabajos
académicos relacionados con sus investigaciones y, desde luego, no me permite traducir
las letras de las canciones cuando las escucho. El problema ahora lo tengo asumido
con cierta resignación y algo de escepticismo, puesto que los desengaños han
sido numerosos cuando he consultado las letras o leído su traducción. Algunos
mitos, incluso, han caído por la maldita curiosidad. La concesión del premio
Nobel de Literatura a Bob Dylan me dejó atónito y la consiguiente aclaración
permanece en el wind.
Las sorpresas también han
sido notables por esa misma curiosidad de indagar los contenidos. Todavía
recuerdo el entusiasmo adolescente con una canción, Summertime, que
escuchaba a menudo, sobre todo por la noche, cuando hacía algo de calor y, a
falta de alguna copa, contaba con la ayuda de la imaginación desatada.
Descartada la gritona versión de Janis Joplin, que me puso de los nervios
cuando la escuché, tenía en casa otra de Louis Amstrong y Ella Fitzgerald, una
pareja que me parece todavía el colmo de lo excelso. Solo contaba con el disco de
33 rpm y las imágenes quedaban alojadas en el YouTube particular de mis
sueños. Les suponía ya mayorcitos porque veía la foto de la portada, que era
inequívoca en este sentido, pero escuchándolos parecían dos enamorados que en
una caliente noche de verano explayaban sus deseos.
Un día quise
concretarlos, «a nivel textual», y me encontré con la sorpresa de que la
canción tan hot en realidad era una nana. El planchazo fue absoluto,
aunque supongo que los afortunados niños con padres como Louis y Ella habrán
tenido una educación sentimental capaz de hacerles disfrutar de las noches de
verano, siempre en una excelente compañía por aquello de la sensualidad y regada
por alguna copa.
La adolescencia de un
estudiante de francés también me llevó a suponer que una canción de The Temptations
que escuchaba a menudo, Papa was a Rolling Stone (1972), estaba dedicada
a un padre convertido en un Rolling Stone, por aquella manía de poner
mayúsculas en los títulos ingleses. La posibilidad de asociar la
paternidad con Mike Jagger, y rendir homenaje a semejante híbrido, me
sorprendía, pero la suponía transgresora y esta circunstancia, en tiempos de
rebeldía, bastaba para mi aceptación.
Al cabo de muchos años,
ya con la ayuda de YouTube, volví a escuchar la canción en un vídeo
subtitulado y, para pasmo de mi credulidad, aquellos tipos que me gustaban más
cuando los imaginaba sin unos trajes anaranjados en realidad no homenajeaban a
su padre. Al contrario, lo ponían a parir, porque al titularla no pensaban en
el grupo británico, sino en una acepción que en castellano sería un «bala
perdida». La definición seleccionada, ya necesitada de consulta en el
diccionario, denota mi pronta jubilación. El padre de la canción es un tipo sin
perdón y este grupo que tanto me había entusiasmado, sobre todo con la
introducción musical, despotricaba contra un tipejo cuyas maldades me
recordaban algún ejemplo moralizador explicado en la catequesis. El planchazo
volvió a ser notable.
Algún día explicaré cómo
la canción de amor que más me gustaba, interpretada por Dionne Warwick, en
realidad era una plegaria con constantes invocaciones a Dios, que nunca me ha
parecido un sujeto en quien confiar a la hora de abordar estas materias. Y
todavía fue peor cuando supe que la historia de amor, tantas veces escuchada a
Adriano Celentano, incluía una bofetada a la amante y el posterior desprecio
con aires tan altaneros como machistas.
La alternativa ante estas
sorpresas nunca debe pasar por la cancelación, un concepto asociado a la
censura, sino por la posibilidad de dar a la canción el sentido que te apetece.
Al fin y al cabo, es gratis, no penaliza y supone uno de los pocos privilegios
al alcance de los que no somos precisamente políglotas, pero tenemos la
imaginación siempre a punto.
miércoles, 15 de mayo de 2024
Las armas contra las letras: el listado del tercer volumen
La labor de investigación en los archivos militares requiere planificación y tiempo porque los plazos para obtener las copias digitales se dilatan a causa de la falta de personal en las plantillas. Así, cuando todavía estoy ultimando el original del segundo volumen dedicado a los consejos de guerra de periodistas y escritores durante el período 1939-1945, ya he establecido el listado de los procesados que aparecerán en el tercero y hace meses solicité al AGHD las correspondientes copias de los sumarios:
- Rafael González Castelll
- Dolores Precioso Córdoba
- Ramón, Augusto y Rodrigo Vivero Precioso
- Baltasar Fernández Cue
- Manuel Zambrano Jiménez
- Carlos Pérez Merino
- Francisco Javier Lapolla Serraller
- Eduardo Bort Vale
- Juan Antonio Gaya Nuño
- Pío Marcos Cuadrado
- Enrique Capdevila Pérez
- Eugenio Rosado Rivas
- José Carreño España
- Salvador Prieto Martínez
- Ángel de Lera García
- Antonio Nicas Amato
- Elpidio Alonso Rodríguez
- Francisco y Adela Anaya Ruiz
- Alejandro y Ángel Gaos González- Pola
- Enrique Paradas
- Rafael Sepúlveda
- Carlos Rivero Gómez
- Elías Palma Ortega
- Jesús Menchón Manzanares
- Mariano Aldaval Rebullida
- Valentín de Pedro Benítez
- Antonio de Hoyos y Vinent
Con el análisis de esta treintena de casos, cabe pensar que la muestra ya sea lo suficientemente completa como para establecer las conclusiones acerca de la represión sufrida por periodistas y escritores durante el citado período. No obstante, tras la culminación de la trilogía, abriremos una web dedicada al tema donde podrán ser incluidos más casos.
Mientras tanto, hacemos un alto en el camino para atender una solicitud de la SGAE, que me ha pedido un extenso capítulo para un libro donde colaboro explicando los sumarios de algunos de sus miembros como Joaquín Dicenta Alonso, Manuel García Bengoa y otros.
domingo, 12 de mayo de 2024
La condena del periodista Antoni Pugés Guitart
Fuente: Sumario 19533 del AGHD, de Madrid
Gracias a la consulta del sumario 19533 del Archivo General e Histórico de Defensa, he podido reconstruir el sumarísimo de urgencia seguido en Madrid contra el periodista manresano Antoni Pugés Guitart (1890-1941), que el 31 de noviembre de 1939 fue condenado a treinta años de reclusión mayor.
El periodista y funcionario del Ministerio de Organización y Acción Sindical, ahora de Trabajo, fue acusado por su compañero Manuel Maranón Grande y el 3 de junio de 1939 resultó detenido en Madrid. La instrucción comenzó en el Juzgado Permanente de Funcionarios, n.º 7, pero el titular del mismo se inhibió en favor de su colega Manuel Martínez Gargallo, del Juzgado Militar de Prensa.
Antoni Pugés Guitart era un hombre católico afiliado a Izquierda Republicana. Hermano de una monja capuchina, padre de un alférez falangista, cuñado de un teniente de la misma orientación política, salvador de un teniente coronel franquista que se presentó voluntariamente en el juzgado para avalarle y un hombre que, en definitiva, contaba con los mejores avales para que su condena resultara mínima tras haber colaborado en Política, el órgano oficial de Izquierda Republicana.
La primera vez que fue sometido a un consejo de guerra, el 12 de agosto de 1939, el tribunal debió tener en cuenta los avales presentados y solo le condenó a quince años de reclusión menor, que prácticamente garantizaba una temprana puesta en libertad condicional. Sin embargo, el auditor rechazó la sentencia y mandó completar la instrucción con nuevas diligencias. Las mismas fueron dictadas por Manuel Martínez Gargallo, pero con resultados nulos, pues el segundo auto resumen no aporta nada nuevo al primero. El desenlace fue en esta ocasión bien distinto. Sin añadir ninguna prueba o testimonio, lo que en agosto de 1939 supuso una condena benévola, pocos meses después acabó en una dura condena que condujo a Antoni Pugés Guitart al penal de Ocaña. De allí le dejaron salir el 23 de octubre de 1941 para que pudiera morir en casa. El fallecimiento tuvo lugar apenas tres semanas después (La Prensa, 15-XI-1941).
La instrucción llevada a cabo en el Juzgado Militar de Prensa ejemplifica, como en otras ocasiones, la absoluta falta de garantías jurídicas de estos sumarísimos de urgencia, así como la aparición de acusaciones falsas o inexactas que carecían de cualquier prueba. La circunstancia se repite en numerosas ocasiones, pero en este caso sorprende todavía más por la relevancia y la significación de las personas que se presentaron voluntariamente para testimoniar a favor del encausado. Pocas veces hemos visto a una monja capuchina explicando el acendrado catolicismo de su hermano, un hijo alférez con varias menciones honoríficas por acciones de guerra defendiendo a su padre o un teniente coronel dispuesto a avalarle porque le salvó la vida durante el período republicano. Todo fue inútil. Estos vencedores, en su fuero interno, pronto comprenderían que su victoria había alumbrado un régimen capaz de condenar con la máxima dureza a quien consideraban una persona íntegra, católica, de moral intachable e incapaz de cometer un acto delictivo.
El capítulo lo añadiré al original del segundo volumen de Las armas contra las letras, cuya finalización solo está pendiente de la consulta de los sumarios relacionados con el escritor Pedro Luis de Gálvez. Una vez finalizado el correspondiente capítulo, bastante extenso por la complejidad del caso, entregaré el original y, si el proceso sigue favorablemente el curso habitual, el próximo otoño tendremos publicado el volumen.
He copiado la imagen del carnet de Antoni Pugés Guitart como periodista de ABC en 1921 porque no hay ni una sola imagen en internet de este manresano, que ni siquiera aparece con un apartado propio en los estudios realizados sobre la represión de los escritores y periodistas durante la posguerra. Al menos, ya cuenta con una imagen para conocerle y pronto tendrá dedicado un capítulo para explicar su destino trágico en el Juzgado Militar de Prensa y el posterior consejo de guerra.
jueves, 9 de mayo de 2024
Homenaje al exilio republicano en Alicante
lunes, 6 de mayo de 2024
Alfonso Botti y las terceras Españas
El
hispanista Alfonso Botti analizó las historias de las «terceras Españas» hasta
el presente (2023). Su riguroso ensayo evita las respuestas sencillas tan
habituales en los medios periodísticos y abre interrogantes para quienes, en
algún momento, hemos reflexionado sobre el tema para sortear el caos de los
casos individuales. Al finalizar el segundo volumen, apenas merece la pena
recordar la obviedad de que la primera España no tuvo presencia entre las
víctimas de la represión franquista. Sus miembros eran los victimarios con la
correspondiente graduación en la responsabilidad, desde el silencio cómplice y
atemorizado hasta la participación activa en las distintas facetas de esa
represión. Algunos representantes de las propias letras, en su vertiente
franquista por convicción o conveniencia, se sumaron a la labor represiva con
ardor guerrero y delator, mientras que otros colegas cultivaban la exquisitez
del escapismo. Todo sin menoscabo de la presencia sumarial de vencedores cuyas
voces solidarias testimoniaron a favor de las víctimas en agradecimiento por la
ayuda prestada durante la guerra. Sus nombres han quedado reflejados como
ejemplos de otra España posible, incluso entre los vencedores, porque los
avalistas testimoniaron de verdad, a diferencia de tantos salvadores, solo en
las memorias o entrevistas, que nunca se presentaron en un juzgado.
Las
víctimas de la más prototípica y comprometida segunda España, en el marco del
colectivo que nos ocupa, son unas cuantas, aunque no demasiadas si tenemos en
cuenta las cifras de los escritores y periodistas procesados. Su destino estuvo
marcado por el paredón o las condenas más duras como paso previo a una muerte
civil. A menudo estas víctimas aparecen mezcladas con quienes fueron encausados
tras unas trayectorias que no encajan en el modelo establecido por quienes
teorizan con fundamento, pero no siempre permanecen atentos a las realidades
concretas porque las sobrevuelan a la búsqueda de una síntesis orientadora.
La
inevitable especulación queda destrozada cuando observamos algunos de los casos
analizados en estos volúmenes. La explicación de semejante promiscuidad en la
derrota, cuando un Miguel Hernández podía compartir la condena de un Álvaro
Retana, nos remite a otra obviedad: todos los encausados eran unos vencidos y
los vencedores, poco dados a los distingos en momentos de intensidad represiva,
apenas distinguieron entre quienes se vieron envueltos en denominaciones
-marxistas, rojos, hordas…, nunca republicanos- tan inexactas como
simplificadoras.
La
represión verdaderamente dura precisa de categorías sencillas para favorecer su
aplicación, aunque la misma muestre una relativa graduación en función de las
trayectorias encausadas. La consiguiente simplificación de la realidad
protagonizada por las víctimas fue tan obvia como el recordatorio que de la
misma se deriva: la necesidad de buscar las voces concretas para recuperar, al
menos, unos testimonios donde prevalece la condición de derrotado de vete a
saber qué España. Probablemente sea la diversa, heterogénea y hasta caótica que
pudo haber convivido, con sus problemas y limitaciones en un clima de tensión,
de no mediar el golpe de Estado de unos militares dispuestos a convertir el
país en un cuartel y la población en tropa bendecida por la Iglesia católica.
La responsabilidad histórica del abrupto final y la posterior dictadura no fue
del «paroxismo» de las posturas enfrentadas, sino de unas armas con voluntad de
acallar cualquier letra y no digamos los versos sueltos, que abundaron durante
el período republicano.
viernes, 3 de mayo de 2024
¿Olvido digital o censura encubierta?
https://mientrastanto.org/234/notas/olvido-digital-o-censura-encubierta/
El texto también se puede consultar en el Repositorio de la Universidad de Alicante:
http://hdl.handle.net/10045/142618
miércoles, 1 de mayo de 2024
El segundo volumen de Las armas contra las letras
ÍNDICE
- Introducción
- Fotografía
Mendoza en el Madrid de 1943
- El
procesamiento del «novelista más guapo del mundo»
- El
proceso del capitán Saltatumbas
- De
la frivolidad al penal: la trayectoria de Santiago de la Cruz
- Un
consejo de guerra contra el ABC republicano
- Antonio
Buero Vallejo condenado a muerte
- Joaquín
Dicenta Alonso, «espíritu anarquizante e inmoral»
- La
peculiar trayectoria de Manuel García Bengoa
- El
consejo de guerra de Rosario del Olmo
- La
continuidad de la represión: Matilde Zapata, Rosario del Olmo y Amalia Carvia
- La
represión nunca olvida: Aurora Bertrana y M.ª Bueno Núñez de Prado
- Antonio
Agraz, anarquista y desesperado
- Francisco
Escola Besada en el punto de mira
- El
periodista Ricardo Flores murió en la cárcel
- Los
consejos de guerra de Ramiro Gómez Zurro
- La
«rebeldía» del masón Mateo Hernández Barroso
- Los
problemas judiciales de Salvador Prieto
- La
condena del conserje que fue periodista: Antonio Uriel
- La
petición de indulto de Vicente Ramón Esteban
- Condenado
a muerte y desconocido: Eduardo de Castro Escandell
- El
destino del comediógrafo César García Iniesta
- La
inocencia del «chequista» Enrique Peinador
- Epílogo
- Bibliografía
Si las consultas en el AGHD dan un resultado positivo, es probable que también incluya un capítulo dedicado a Mario Arnold, en realidad era José García Pérez, y otro a la suerte procesal de la familia de Augusto Vivero. En cualquier caso, ambos capítulos también podrían aparecer en el tercer volumen.
Enlace para la adquisición del primer volumen en la editorial Renacimiento:
https://www.editorialrenacimiento.com/los-cuatro-vientos-serie-mayor/3027-las-armas-contra-las-letras.html