Antonio Nicas Amato
(¿?-1983) fue un redactor de La Libertad y la Agencia Fabra. Su
actividad periodística durante la guerra no destacó, pero al final de la misma
fue detenido y el Juzgado Militar de Prensa, obviando la orden dictada por el
auditor de Guerra, instruyó su caso como un «individuo de filiación netamente
marxista».
El 26 de febrero de 1940,
el tribunal presidido por el teniente coronel Pardo Velarde inventa entre los
hechos probados que el citado periodista había estado afiliado al PCE y lo
condena a treinta años de reclusión mayor.
El análisis del sumario
36965, depositado en el AGHD, es la base documental para la elaboración del
capítulo dedicado al periodista Antonio Nicas Amato, que aparecerá en La
colmena, el tercer volumen de la trilogía sobre los consejos de guerra de
periodistas y escritores durante el período 1939-1945.
El borrador del capítulo,
sujeto a posibles modificaciones por la información que me pudieran facilitar
otros historiadores, ya puede ser consultado en el Repositorio de la
Universidad de Alicante:
El historiador debe salir de las aulas universitarias para divulgar sus trabajos y prestar su colaboración en cualquier iniciativa ciudadana que favorezca el conocimiento de la historia. Siete entidades alicantinas se han coordinado para sacar adelante un programa de conferencias en distintas localidades y ayer tuve el placer de presentar mis dos últimos libros en Sant Vicent del Raspeig junto con un grupo de buenos amigos y atentos lectores.
La charla vino precedida de una entrevista radiofónica que se puede escuchar en el siguiente enlace de Radio San Vicente:
La vida académica a veces
se entrelaza con la familiar y da grandes alegrías. Mi hijo, a sus veintiocho
años, ha sido investido doctor en Informática por la Universidad de Alicante y
he tenido el orgullo de asistir al acto como padrino a la par que como padre
cuarenta años después de mi investidura.
El tiempo de la retirada está
aquí y solo cabe aceptarlo dando el relevo a quienes nos sucederán en la tarea
académica. Si la salud me acompaña, me quedan tres cursos para completar la
dedicación a la enseñanza desde un lejano 1982, cuando recién vuelto del
Servicio Militar Obligatorio entré en la Universidad de Alicante como
becario de investigación.
Desde entonces he
recorrido un largo camino hasta terminar como catedrático con los suficientes
méritos para jubilarme siendo emérito. El único orgullo por esta trayectoria es
la posibilidad de agradecer a mi padre su voluntad de que fuera profesor. Pepe
terminó los estudios de Magisterio en plena Guerra Civil, todavía le dio tiempo
a ser movilizado y, al volver derrotado, supo que lo estudiado no valía en la
España de Franco.
Mi padre se buscó la vida
en otro trabajo, pero siempre nos transmitió un amor a la cultura y un respeto
a la sabiduría. Gracias a esa enseñanza y con no pocas dificultades en el caso de mis mayores, los tres hermanos hemos sido docentes
y ahora, cuando una nueva generación toma el relevo, esa voluntad de enseñar y compartir permanece entre nosotros.
Antonio es el quinto
doctor de una familia corta que mantiene la memoria del abuelo compartida con
las de quienes se han ido sumando al núcleo familiar. Solo me queda recordarle
de dónde proviene para que reconozca un camino largo que debe continuar gracias
a su tarea. Un camino de respeto a la cultura, la libertad y la tolerancia
donde la docencia es una vía hacia el conocimiento que debe ser compartido con
la mayor generosidad.
El camino lo acaba de
emprender, pero con la tranquilidad de que su memoria está repleta de
referentes capaces de demostrar que la voluntad de un dictador puede ser
quebrada por el empeño de una familia dispuesta a hacer realidad lo negado a quien volvió derrotado del frente. Nuestro deseo es que los sueños
nunca más sean derrotados.
La divulgación de los
trabajos académicos a través de los medios de comunicación ha variado
notablemente en apenas unos diez o quince años. Las sorpresas se suceden en este sentido. Tanto es así que a los
veteranos nos cuesta adaptarnos a las nuevas pautas de la divulgación y todavía confiamos, tal
vez excesivamente, en las vías utilizadas décadas atrás.
Los artículos o las reseñas
en prensa, sobre todo en las cabeceras de ámbito nacional, colmaban nuestras
expectativas, aunque no cuenten en los índices de citas que obsesionan hasta la infantilización a tantos colegas universitarios. Esos suplementos dedicados a los libros todavía gozan del prestigio, que en nuestro ámbito nunca es una
cuestión secundaria, pero actualmente hay medios mucho más eficaces para divulgar
nuestras aportaciones.
Un ejemplo lo encontramos
en You Tube, donde una sola persona y con unos medios al alcance de cualquiera
puede montar un canal que llegue a miles de destinatarios. A menudo, los
criterios de calidad y rigor distan de ser los recomendables, pero también hay
bastantes iniciativas que merecen ser consultadas no tanto por su carácter
especializado, algo casi imposible, como por su capacidad divulgativa.
Ayer, buscando el vídeo
de una conferencia impartida hace unas semanas, me topé con este vídeo de David
Cot que desconocía, a pesar de llevar un mes colgado y hablar del «caso
Carratalá». Según You Tube, ha sido visto por más de dieciséis mil personas a lo
largo de estas semanas. Yo, a través de este blog, nunca habría llegado a tanta
gente con una entrada. Ni siquiera a la décima parte.
Apenas puedo añadir algo
significativo a las solidarias, certeras y oportunas palabras de David Cot, que espero no
sean la causa de una futura demanda en un juzgado gaditano. No me sorprendería a la vista de lo sucedido hasta el presente. A la espera de que
la titular del Juzgado n.º 5 de Cádiz responda a nuestra petición de aclaración
de sentencia para elevar el correspondiente recurso, que se añadirá al ya
presentado por la Fiscalía Provincial, solo cabe agradecer al joven divulgador
su solidaridad y ponerme a su disposición para futuras grabaciones sobre temas históricos relacionados con la etapa republicana y franquista facilitándole toda la información que pudiera precisar.
La colmena, el tercer volumen de la trilogía dedicada a los consejos de guerra de periodistas y escritores, ya está redactado a la espera de su publicación en 2026. Ahora solo falta completar algunas consultas documentales y dedicar varias semanas a repasar los diferentes capítulos con el objetivo de preparar el original para remitirlo a la editorial en julio.
Mientras tanto, estoy colgando en el Repositorio de la Universidad de Alicante los borradores de sus capítulos. Uno de ellos está dedicado al capitán Eduardo Bort-Vela. El oficial apenas tuvo presencia en la prensa republicana, pero tras su traslado a Madrid procedente de Barcelona, por razones nunca aclaradas, acompañó a uno de los cronistas de guerra más destacados, su hermano José Bort-Vela, que acabó exiliado.
La trayectoria de Eduardo Bort-Vela es compleja y, con la precaución de lo provisional, se puede definir como la de un traidor a la causa republicana por diferentes razones puestas de relieve durante su proceso. El silencio al respecto de su hermano en las memorias que publicó es significativo, pero el análisis del sumario 62343 del Archivo General e Histórico de Defensa apenas deja lugar a las dudas.
No obstante, las conclusiones son provisionales y cuelgo el borrador del capítulo a la búsqueda de posibles colaboraciones de otros colegas o interesados en estos temas que me puedan aportar alguna información o testimonios acerca de unos hermanos unidos durante la guerra y dramáticamente separados a partir de 1939:
Fotograma de La colmena (1982), de Mario Camus, donde vemos a José Sacristán interpretando el papel del poeta ultraísta Martín Marco
El tercer volumen de la
trilogía dedicada a los consejos de guerra de periodistas y escritores ya
cuenta con un título propio: La colmena, basándome en el homónimo título
de la célebre novela de Camilo J. Cela, que tantos problemas afrontó para salir
publicada durante el franquismo.
Mi compañero Ángel Luis
Prieto de Paula, al presentar el segundo volumen en el acto celebrado en la
Universidad de Alicante, ignoraba esta circunstancia y comentó que algunos
capítulos de Perder la guerra y la historia le recordaban el ambiente
reflejado en la novela de Camilo J. Cela. Me alegra esta coincidencia, pues yo
también tengo esa misma impresión, que se ha incrementado al redactar el tercer
volumen. De ahí la elección del título y que el primer capítulo sea protagonizado
por Martin Marco, un personaje de la ficción que guarda numerosos paralelismos
con los periodistas y escritores procesados durante la posguerra.
El sumario de Martín
Marco, como es lógico, no existe, pero de las vicisitudes del personaje podemos
deducir la verosimilitud de verlo en un consejo de guerra, del que saldría con
una pena menor a la espera de volver a ser procesado por lo establecido en la
Ley de Responsabilidades Políticas. La novela termina con la publicación de un
edicto en la prensa para localizarlo. La censura no permitió otros detalles,
pero de acuerdo con diferentes colegas cabe deducir que el poeta y escritor estaba a
punto de verse de nuevo frente a los militares.
Este primer capítulo,
junto con la introducción de tercer volumen, ya está redactado a la espera de
una última revisión, que siempre hago en colaboración con otros compañeros y
diferentes lectores. Mientras tanto, el texto ya es accesible a través del Repositorio
de la Universidad de Alicante y queda a la espera de alguna indicación que me
permita corregir, ampliar o completar la información contenida en este
capítulo:
Escena de Los entremeses bajo la dirección de José Luis Gómez
Una vez conocidas en clase las nociones básicas acerca del género del entremés y algunas de las peculiaridades de los cultivados, que no representados en su época, por Miguel de Cervantes, lo fundamental es disfrutar con estas obritas siempre ejemplares y, por lo tanto, destinadas al conocimiento y la reflexión del público sin menoscabo de su objetivo cómico.
La última práctica del curso la vamos a realizar mediante la visualización en la Teatroteca del Ministerio de Cultura de la puesta en escena de los entremeses cervantinos dirigida en 2015 por José Luis Gómez para el Teatro de la Abadía. No obstante, hay en You Tube otras puestas en escena igualmente interesantes. Para la teoría acerca de estas obras de teatro breve debemos consultar la excelente presentación escrita por Alonso Zamora Vicente y accesible en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
Asimismo, en esta ocasión también tenemos la ocasión de asistir a una excelente conferencia de Javier Huerta, el más destacado especialista en los géneros breves del Siglo de Oro, que cuenta con el complemento de la representación de algunas escenas bien seleccionadas por la compañía de Ernesto Arias para conocer lo fundamental de los entremeses cervantinos.
La conferencia se titula «Cervantes o el arte nuevo de hacer entremeses» y se encuentra en You Tube en el canal de la Fundación Juan March:
Aparte de ver en la Teatroteca la puesta en escena dirigida por José Luis Gómez, a modo de brillante ejemplo de cómo los entremeses cervantinos han llegado hasta nuestros tiempos también podemos ver la versión actualizada de El retablo de las maravillas dirigida por Albert Boadella al frente de Els Joglars-
Por último, y para conocer mejor la polémica relación de Miguel de Cervantes con el teatro de su época, vamos a consultar una nueva conferencia del profesor Javier Huerta: