lunes, 22 de julio de 2024

Una reseña de Ofendidos y censores. La lucha por la libertad de expresión (1975-1984)


La joven investigadora Celia García Davó -véase la foto- acaba de publicar una excelente reseña de Ofendidos y censores. La lucha por la libertad de expresión (1975-1984) en el número 15 de la revista Castilla,  editada por la Universidad de Valladolid:


El citado ensayo, publicado por la Universidad de Alicante y Renacimiento en 2022, fue concebido en unos momentos en que la libertad de expresión volvía a estar amenazada en España por la intolerancia, cuando no el fanatismo, de quienes se sienten ofendidos ante cualquier manifestación crítica e inmediatamente recurren a la censura, que ahora nunca aparece como tal, aunque lo siga siendo bajo diferentes denominaciones. 
Siempre hay un presupuesto insuficiente, una programación no cerrada mediante contratos en firme, una supuesta queja del público, el criterio de un programador nombrado a dedo... para censurar una obra teatral, retirar unos libros de una biblioteca pública o dejar de celebrar un certamen que resulta incómodo. 
Los casos de censura no son patrimonio exclusivo de una opción política, pero se han multiplicado desde la llegada de la extrema derecha a los organismos públicos. Eso sí, sus representantes políticos nunca se consideran censores y, menos todavía, se reivindican como continuadores de quienes ejercieron la censura durante el franquismo. 
Apenas importa, pues la impronta intolerante ante el ejercicio de la libertad de expresión es una constante que les vincula con un pasado totalitario que gente como Celia investiga desde la fortuna, dada su juventud, de haberse librado de vivir aquella época. 
El libro recopila testimonios y es un homenaje a quienes lucharon entre 1975 y 1984 por hacer realidad la libertad de expresión, que ni siquiera estaba garantizada en la práctica después de aparecer en la Constitución de 1978. Desde entonces, su respaldo jurídico se ha hecho más sólido, la tolerancia se ha abierto camino y los límites de esa tan necesaria libertad de expresión han quedado ampliados. 
No obstante, la intolerancia de los eternos ofendidos está ahí y su voluntad de convertirse en censores, con las más variadas coartadas, permanece como una amenaza. Yo mismo la sufro por mi actividad académica, pero estoy seguro de que la generación de Celia ahora observa estas cuestiones de la censura como una reliquia de un pasado que debemos conocer para superarlo definitivamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario