miércoles, 22 de mayo de 2024

La ANECA me concede el sexto sexenio de investigación



La Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI) me ha otorgado mi sexto sexenio de investigación (2018-2023). Este reconocimiento me permite culminar positivamente mi carrera como investigador universitario, el séptimo no lo podré solicitar porque en 2029 estaré jubilado, y acceder a la categoría de catedrático emérito cuando en junio de 2028 me jubile.
Un reconocimiento de esta índole, el máximo al que podemos aspirar los docentes universitarios, siempre supone un motivo de alegría. Sin embargo, el verdadero motivo es contar con la salud suficiente para seguir en la brecha trabajando con gente joven cuyo entusiasmo resulta contagioso.
El lunes entregué a la SGAE un extenso trabajo sobre los consejos de guerra de varios autores relacionados con esta entidad, el martes presenté un nuevo libro de la colección de ensayos que coordino en Publicaciones de la Universidad de Alicante, hoy tengo una reunión virtual con una joven profesora para llevar a cabo un trabajo de investigación durante este verano, mañana recibiré las separatas de un artículo sobre el grupo Ron Lalá publicado en una revista norteamericana y el viernes, salvo sorpresas, colgaremos el número 41 de Anales de Literatura Española, que recientemente ha ascendido a la categoría de Q2. El fin de semana lo dedicaremos a seguir corrigiendo el segundo volumen de Las armas contra las letras y, mientras tanto, iré poniendo las notas de la asignatura que he impartido durante el segundo trimestre. Esa actividad, sobre todo por la relación continua con la gente joven, es el verdadero motivo de alegría cuando uno está a punto de cumplir los 66 años y ve a mucha gente derrotada por la edad.
La evidencia documental arriba está. Frente a la misma, hay quien considera que la CNEAI concede la evaluación positiva como «mérito relevante» a lo que él, sin competencia alguna en el ámbito universitario, califica como un «libelo difamatorio», que es una redundancia, pues todo libelo es difamatorio. El problema es suponer que por repetir machaconamente que el hielo está frío uno sienta cátedra en contra de lo que dictaminan los catedráticos de la CNEAI.

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