La leyenda del Negre Lloma, cuyo cadáver habría atravesado media España a hombros de cinco mil falangistas en 1939, siempre me interesó desde niño cuando la oí contar en mi familia. Al cabo de los años, consulté la base real de la misma y la recreé en el marco de la memoria de un chaval que en la víspera de cada veinte de noviembre de los sesenta iba con su colegio para ver la celda que acogió a José Antonio hasta su fusilamiento. La leyenda, como otras que circulaban por entonces entre los perdedores, solo era un aliviadero de la sonrisa para soportar mejor el peso de una derrota absoluta y brutal.
El correspondiente capítulo apareció en Contemos cómo pasó. Imágenes y reflexiones de una cotidianidad (1958-1975), Alicante, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2016, pp. 25-42.
Ahora también se puede leer en el Repositorio de la Universidad de Alicante:
http://hdl.handle.net/10045/131999
El libro se encuentra a la venta en:
https://publicaciones.ua.es/p/2742_condiciones-de-compra/
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