Desde los inicios de mi trayectoria como historiador de la cultura sentía interés por el reducido grupo de falangistas que ganaron la guerra y, poco después, quedaron desubicados ante la deriva que tomó el franquismo. Esta circunstancia se percibe en varios proyectos cinematográficos de la inmediata posguerra. En un libro anterior dedicado a Edgar Neville ya había estudiado el polémico caso de Frente de Madrid y con este bagaje afronté el análisis de Rojo y negro (1942), un film maldito de Carlos Arévalo que en estos momentos se puede consultar gracias a un excelente trabajo de edición digital. Las circunstancias eran bien distintas cuando llevé a cabo la correspondiente investigación, pero finalmente el resultado apareció como el tercer capítulo de El tiempo de la desmesura (2010). El texto del mismo ahora está disponible en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
http://hdl.handle.net/10045/132301
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