Hoy, la memoria de Miguel Hernández y la de tantos otros condenados por sus ideas, tiene un motivo para sonreír. Yo también. Y pronto habrá otros cuando pueda explicar lo encontrado en los archivos militares durante meses de investigación. La Historia debe escribirse con rigor y respeto, pero sin prescindir de los nombres de quienes fueron sus protagonistas.
En cualquier caso, reitero mi disposición favorable para escuchar los argumentos del hijo del alférez y, en su caso, rectificar lo publicado, tal y como quedó demostrado en este mismo blog. Véase en este sentido la entrada del 23 de enero de 2021.
Nota añadida:
La citada sentencia ha sido recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Valencia y, por lo tanto, todavía no es firme.
¡Enhorabuena! Justicia. Gracias por tu trabajo, profe
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