La fama de Miguel de Molina trascendió los límites habituales de quienes aparecieron en la revista de León Vidaller, pero durante los meses anteriores a la guerra su presencia era frecuente en las páginas de la revista, sobre todo en la sección donde los artistas de variedades se anunciaban para contrataciones al margen de las realizadas en los teatros o los cabarés, es decir, para las juergas con el protagonismo y el dinero de los señoritos.
Esta historia, en el caso de Miguel de Molina, terminó con una paliza y el exilio. Algunos la han contado a partir del testimonio siempre incompleto del cantante, incluso fue llevada al cine, pero empezó bastante antes y se relaciona con un mundillo de las variedades republicanos pendiente todavía de una historia, al menos de una historia que no caiga en anécdotas y tópicos.
Os dejo un par de fotos del cantante. Una de ellas fue portada de la revista y, con menos calidad, se reprodujo en una anterior entrada del blog.
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