En 1974, el cabo Piris mandó retirar de un escaparate una reproducción del cuadro de Goya para que no provocara un escándalo público en Cáceres. El gallardo gesto del municipal fue motivo de cachondeo nacional, pero las correspondientes risas acabaron meses después en Madrid con multas, detenciones y hasta un proceso en el mismísimo Tribunal de Orden Público, aunque el sumario fue archivado. Los tiempos no estaban para demasiadas bromas.
El episodio completo aparece en Ofendidos y censores (Sevilla, Renacimiento-Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2022), un ensayo sobre la intolerancia y la libertad de expresión durante la Transición.
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