miércoles, 26 de junio de 2019

El derecho al olvido digital y la historia

A lo largo de estos últimos días, me he visto en medio de una polémica periodística que tuvo su inicio en la petición, efectuada por un hijo de quien fuera secretario instructor en el consejo de guerra contra Miguel Hernández, para que el nombre de su padre desapareciera de algunos de mis trabajos publicados en Internet. A la espera de que el tema se resuelva satisfactoriamente, solo parto de algo que ha sido subrayado en los centenares de mensajes de solidaridad recibidos: la historia no se puede borrar.

La noticia ha provocado decenas de artículos y declaraciones en la prensa nacional, pero me limito a dar los enlaces de lo fundamental, publicado por El País:





PD. El conflicto no terminó con esta polémica, que solo fue el inicio de una larga serie de insultos, difamaciones, acosos y demandas hasta la sentencia del Tribunal Supremo dictada el 19 de marzo de 2024. Su amplia repercusión en la prensa la puedes consultar en la siguiente entrada:


1 comentario:

  1. Los padres no se eligen; los hijos tampoco. Un padre tiene cierta capacidad de influir en la educación, las ideas políticas o el destino de sus hijos, unas veces lo consiguen y otras no. Pero los hijos jamás podrán cambiar la historia ni los actos de sus padres; podrán enorgullecerse de esa historia o no, pero lo que no pueden hacer es cambiarla. La hija y nietos de Franco están orgullosos de su antecesor; es lógico, aunque sólo sea desde el punto de vista económico; todo lo que tienen se lo deben a él. El abogado que defiende su causa contra una Ley del Congreso de los Diputados también, puesto que ha tomado como primer apellido, unidos, los dos de su padre: Utrera Molina. En el caso que nos ocupa, su hijo no tiene la menor responsabilidad sobre lo que su padre firmará hace casi 80 años; quizá ni habría nacido. La historia ya está escrita y él no va a cambiarla.

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