El estudio que estoy realizando acerca de la campaña de los XXV Años de Paz celebrados en 1964 me ha permitido encontrar una verdadera curiosidad. El general Francisco Franco nunca sobresalió por su oratoria o la calidad de su voz, pero los tiempos no estaban para tibios o escépticos y, gracias a los habituales panegiristas que le rodeaban, el dictador sacó ese año un long play con algunos de sus hits, que compitieron con Sapore di sale, La Yenka y No tengo edad. A pesar de las entusiastas críticas que he documentado, nadie pidió llevarle a Eurovisión. Tampoco me consta que iniciara una gira veraniega para promocionar el incipiente turismo de masas. El disco ahora circula por páginas de coleccionistas. Tal vez como objeto de culto. Y, desde luego, como insólita curiosidad.
Nota añadida:
Esta anécdota y otras circunstancias de mayor relieve aparecieron en Petróleo, monjas y poetas. Otras historias de 1964 (Sevilla, Renacimiento-Universidad de Alicante, 2021), cuyo preprint se puede consultar en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
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