domingo, 17 de marzo de 2024

Los familiares de las víctimas


Una de las mayores satisfacciones de mi trabajo es la colaboración con los familiares de las víctimas de la represión franquista. Lo hago cuando contacto con ellos para recabar información, sobre todo de los aspectos que normalmente no dejan huellas en los archivos. La respuesta siempre es positiva y, con independencia de los resultados académicos de la gestión, queda la satisfacción de hablar con personas que anhelan recordar a sus familiares muchas veces olvidados durante décadas, incluso en el seno de unas familias donde el silencio fue una medida de seguridad durante la dictadura y hasta más allá de 1975.
Asimismo, en las charlas o conferencias que doy en distintos lugares suelo encontrarme con la presencia de familiares que acuden a la espera de una información o, al menos, una explicación genérica de lo sucedido con sus antecesores. La intento dar, pero la relación a veces se concreta en un caso y entonces pongo a disposición de estos familiares todos mis conocimientos para localizar los documentos que se hayan podido conservar. 
Esta semana lo he hecho en tres ocasiones y con resultados positivos. La respuesta de los familiares ha sido de agradecimiento, pero en realidad soy yo el agradecido, porque mi trabajo carece de sentido si no contribuye a fortalecer la memoria de unas víctimas que no solo perdieron la guerra, sino también la historia.
Al margen del trabajo académico, siempre circunscrito a los especialistas, solo queda la memoria familiar. Si puedo contribuir a fortalecerla con informaciones sacadas de la documentación conservada en los archivos, me siento recompensado de sobra. Mi labor como historiador cobra sentido y me dan ánimos para culminarla con la trilogía que actualmente preparo sobre los consejos de guerra de periodistas y escritores.

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