A principios de los años 70, el perito industrial Arturo Estévez Varela inventó el motor de agua. Las demostraciones que hizo en distintas localidades eran sencillas. Provisto de un botijo, bebía del mismo y el resto del agua lo echaba en un depósito donde solo había unas "piedras mágicas". La motocicleta se ponía en marcha sin producir contaminación. Patriota y pionero, don Arturo cedió a todos los españoles los derechos de explotación de su patente en España y manifestó no ser responsable del posible crack de la industria petrolera. El asunto quedó en el olvido, pero lo contaré en mi libro sobre el año 1964, donde un capítulo está dedicado al hallazgo de petróleo en Burgos.
Nota añadida:
El capítulo dedicado al inventor Arturo Estévez Varela apareció en Petróleo, monjas y poetas. Otras historias de 1964 (Sevilla, Renacimiento-Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2021), cuyo preprint se puede consultar en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
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