martes, 16 de abril de 2024

Un paso adelante de Anales de Literatura Española


En el otoño de 2020 asumí la dirección de la revista universitaria Anales de Literatura Española, cuyo primer número apareció en 1982. La veterana publicación había publicado treinta y un números y seguía unas directrices propias de los años ochenta, cuando dio sus primeros pasos. Esta circunstancia la situaba al margen de las bases de datos y de las indexaciones, que tan fundamentales resultan para la actual evaluación de la actividad investigadora.
Mi primera decisión fue contar con un equipo de jóvenes profesores para suplir mis carencias. La participación de mis compañeros Laura Palomo y Davide Mombelli ha sido fundamental para modernizar todo el proceso editorial y hacerlo acorde con los actuales usos de las revistas universitarias. Asimismo, conté con el imprescindible asesoramiento del Servicio de Publicaciones de la UA para adecuar la revista a las complejas exigencias de las entidades que llevan a cabo esa evaluación. Por último, siempre hemos contado con el excelente trabajo de nuestro maquetador, Marten, que tanto nos ha ayudado a mejorar la imagen y la edición de la revista.
Con este equipo trazamos un objetivo inmediato que se completó en dos años: estar presente en todas las bases de datos y ser una revista correctamente indexada para que resultara útil a los investigadores, sobre todo los jóvenes, que decidieran colaborar en la misma. A partir de este primer objetivo alcanzado, el siguiente era mejorar nuestra clasificación. Ayer nos comunicaron que hemos pasado directamente de la Q4 a la Q2, una circunstancia que nos sitúa entre las mejores revistas académicas.
Al mismo tiempo, y sin un aumento presupuestario, desde 2020 hemos pasado de publicar un número anual, una circunstancia que no siempre se cumplía, a editar dos cada año, un objetivo desde entonces rigurosamente cumplido. El resultado es obvio: frente a los treinta y un números  publicados en treinta y ocho años, en esta nueva etapa hemos publicado nueve números en cuatro años estando ya en proceso de maquetación el 41 y en la etapa de recepción de originales el 42.
El trabajo ha sido duro porque sacar adelante una revista universitaria con las actuales exigencias es una tarea que requiere muchas horas de dedicación. La he asumido porque el objetivo era fundamental para los jóvenes investigadores y la continuidad de nuestra área como un grupo puntero en lo relacionado con la investigación. El objetivo está alcanzado y, cuando ya toca pensar en la jubilación, mis compañeros más jóvenes saben que la batuta de la dirección está a su disposición para cuando se pueda hacer el traspaso de tareas de la mejor manera posible. Mientras tanto, quedo a la espera del sexto sexenio de investigación para culminar una trayectoria iniciada en 1982, cuando apareció la revista, con mi tesis doctoral. 

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