lunes, 24 de junio de 2024

El Orgullo, con Fernando Olmeda, también es mío


 

Fernando Olmeda, en una de las entrevistas que enlazo abajo, afirma que nadie debe permanecer indiferente a los problemas de los colectivos agrupados bajo las siglas LGTBIQ+. Los derechos de los mismos son, al fin y al cabo, derechos humanos, que como tales nos conciernen con independencia de nuestra identidad sexual.


A lo largo de estos últimos años, he ido aprendiendo al respecto para superar una educación que me negó la posibilidad de conocer la realidad de estos colectivos. El aprendizaje ha sido una verdadera experiencia para la gente de mi generación. Sin embargo, como historiador del franquismo, siempre he tenido claro que la dictadura incluyó entre sus víctimas a quienes optaron por identidades ajenas a la estrechez del nacionalcatolicismo. La historia de la represión franquista, por lo tanto, también abarca la destinada a unos colectivos que padecieron un régimen que entre sus señas de identidad contaba con una homofobia bastante compartida por la población.

A lo largo de mis investigaciones he encontrado numerosos ejemplos, pero el más reciente es el protagonizado por Álvaro Retana, cuya ambigüedad sexual le salió bien cara durante la posguerra. Al igual que ocurriera con el célebre Miguel de Molina, el «novelista más guapo del mundo» contaba entre los vencedores con amistades dispuestas a negar su pasado. El resultado en este caso no derivó en una paliza y el posterior exilio, sino en una persecución judicial que condujo al autor galante a largos años de cárcel, tantos que, para mi sorpresa, es la víctima del colectivo de los periodistas y escritores con un currículo carcelario más extenso.

La historia de la persecución sufrida por Álvaro Retana, con datos inéditos, aparecerá en el segundo volumen de la trilogía dedicada a los consejos de guerra de periodistas y escritores. Enfrente, entre los victimarios, también tenía personas que escondían su identidad sexual y hasta exacerbaban su espíritu represivo para que la misma cayera en el olvido. Los lectores de Nos vemos en Chicote (2015) y Las armas contra las letras (2023) saben de quien hablo.




El libro de Fernando Olmeda, El látigo y la pluma (2004), ahora reeditado se ha convertido en un referente bibliográfico para conocer la suerte de estos colectivos durante el franquismo y, por supuesto, un acicate para que los historiadores prestemos la debida atención a una realidad sistemáticamente desatendida y cuyo conocimiento todavía está sujeto a restricciones relacionadas con el acceso a la documentación. Desde su primera edición en 2004 se ha avanzado mucho en esta dirección. Dejar de reconocerlo sería absurdo, pero el camino a recorrer todavía es largo.

Un Orgullo sin una base histórica siempre será incompleto. Para procurarla, con la ayuda de Fernando Olmeda, la Universidad de Alicante ha programado distintos actos que fortalecen la memoria de lo vivido por estos colectivos y apuestan por el afianzamiento de unas libertades que nos conciernen con independencia de nuestra identidad sexual, sobre todo en unos momentos donde el auge de las actitudes intolerantes desemboca a menudo en un cuestionamiento de los objetivos alcanzados.

Entrevistas a Fernando Olmeda con motivo de la publicación del libro:

https://www.dailymotion.com/video/x8m3g95

https://www.youtube.com/watch?v=rUO-bwD3RgU

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