sábado, 23 de diciembre de 2023

Paco Roca y los historiadores universitarios


Uno de los retos de la investigación universitaria es la divulgación. La condición de funcionario y el empleo de fondos públicos en el desempeño de mis tareas me han llevado a utilizar todos los medios disponibles para difundir los trabajos realizados. La tarea no resulta sencilla. De salida, obliga a seleccionar temas que interesen más allá de los círculos estrictamente universitarios de los especialistas, utilizar un lenguaje accesible para cualquier lector culto y buscar la mejor forma de editarlo de manera que llegue a los interesados. También implica acudir a los medios de comunicación para favorecer la difusión de las publicaciones, utilizar un blog como el presente y depositar los archivos de los trabajos en los repositorios institucionales para asegurar el libre acceso a su contenido. Las investigaciones realizadas con dinero público deben contar con una edición que asegure el libre y gratuito acceso de los lectores.
Las tareas antes indicadas dependen fundamentalmente del investigador. El problema suele surgir cuando buscamos una editorial que garantice unos mínimos de difusión. El mundo de las editoriales es tan amplio como diverso, pero algún día mis colegas se atreverán a hablar acerca de las editoriales que les obligan a pagar para editar o que montan negocios rentables con fondos públicos. El consiguiente escándalo ya ha saltado a la prensa nacional, sobre todo en lo referente a las revistas académicas, pero en los libros hay peculiaridades que convendría airear.
Desde hace más de diez años tengo la fortuna de colaborar con la editorial Renacimiento y el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante. Esta circunstancia me ha permitido publicar durante ese período una docena libros en buenas condiciones y sin necesidad de pagar por la edición de mis propios trabajos. El caso es propio de un afortunado, pero también ha sido posible por una tarea que garantiza unos mínimos de difusión para mis libros.
No obstante, las cifras son modestas porque casi nadie presta atención a las ediciones universitarias y en muchos medios de comunicación hay un prejuicio contra ellas, al margen de las maniobras de las grandes editoriales para copar los espacios que permiten una buena difusión. La batalla es tan desigual como silenciosa y los autores universitarios, al menos quienes nos la hemos planteado, la tenemos perdida en buena medida.
En este panorama, donde tan difícil es conseguir que lo esencial de nuestros trabajos llegue a los lectores, resulta estimulante observar el éxito arrollador de Paco Roca, cuyas novelas gráficas cuentan con decenas de miles de lectores. Y lo es por un doble motivo, por el éxito en sí y porque lo alcanza sin renunciar al rigor en la documentación utilizada para sacar adelante sus obras, que en reiteradas ocasiones han versado sobre temas históricos.
El abismo del olvido (Astiberri, 2023) nos habla de las fosas comunes donde todavía se encuentran tantos republicanos víctimas de la represión franquista. El propio Paco Roca ha reconocido que, por la dureza del tema, apenas venderá unos cincuenta mil ejemplares, lejos de las tiradas alcanzadas con otras novelas gráficas de su brillante trayectoria. Semejante cifra de ventas sería una quimera para un ensayo universitario y, quienes los escribimos, nos sentimos orgullosos de que un autor como Paco Roca las alcance sin menoscabo en el rigor con que trata los temas relacionados con la memoria democrática.
Y, además, el autor valenciano atrae a un público joven que jamás leería el ensayo de un historiador universitario. El pasado día 14 tuve la ocasión de comprobarlo en la presentación de la citada novela gráfica en Alicante. Comprometido, sencillo y accesible, Paco Roca ha encontrado esa maravilla de aunar el rigor con la difusión. Su labor es ejemplar y somos muchos los historiadores universitarios encantados de que aborde temas que nos ocupan y que, de otra manera, sería difícil que llegaran a un lectorado amplio.
Las labores ejemplares culminan cuando otros autores, atraídos por las mismas, las emprenden para sumarse en esta ocasión a la difusión de la memoria democrática mediante un género renovador, atractivo y accesible como es la novela gráfica. Las novedades editoriales indican que el ejemplo de Paco Roca ha marcado una pauta y observo otros autores que le pueden seguir por ese camino puesto a disposición de la recuperación y difusión de la memoria democrática.
El agradecimiento a la labor desempeñada por Paco Roca es inmenso. El valenciano contó en la citada presentación que a menudo recibía propuestas de temas susceptibles de ser adaptados a una novela gráfica. La circunstancia es lógica y hasta deseable. Solo cabe esperar que pronto podamos contar con otros autores capaces de sacar adelante esos temas con el mismo acierto para que el gran público, especialmente los jóvenes, disfruten de la lectura y enriquezcan su conocimiento de la historia reciente, aquella que todavía se aloja en la memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario