Foto: Federico Romero Sarachaga, libretista de Doña Francisquita.
Fuente: aaalfonsoxii.es
La delación fue una de las claves de la represión franquista. Cualquier acercamiento a los sumarios de los consejos de guerra permite tener constancia de su omnipresencia como factor desencadenante de buena parte de los procesos. La circunstancia ha sido puesta de relieve por numerosos estudios históricos. Sin embargo, la figura del delator pocas veces aparece en los mismos. Al margen de las cuestiones éticas que la pueden hacer reprobable, la mayoría de las veces son personas anónimas cuyo perfil biográfico es una incógnita de imposible resolución.
Una excepción sería el
popular libretista de zarzuelas Federico Romero Sarachaga (1886-1976), al que ya dediqué un
capítulo en Nos vemos en Chicote (2015) que incluía un lamentable error en la página 266, donde le llamé Pedro. Aquel libro versaba sobre la
aplicación del concepto de la banalidad del mal, definido por Hannah Arendt, en
el contexto de la represión franquista. El objetivo no permitía un análisis
detallado de sumarios como el 13149 del AGHD, donde encontré la delación
efectuada por el libretista zarzuelero el 28 de abril de 1939. La tarea quedó
pendiente y el correspondiente capítulo aparecerá en el segundo volumen de Las
armas contra las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores
(1939-1945).
Apenas finalizada la Guerra Civil y en un contexto de durísima represión, Federico Romero Sarachaga
se presentó voluntariamente ante el juez militar como «escritor y miembro de la
columna de Orden y Policía de Ocupación». La imprecisión de la denominación
hace sospechar que solo era un escritor con el propósito de delatar a sus colegas
republicanos, especialmente a Joaquín Dicenta Alonso, que estuvo al frente de los
autores asociados en la SGAE durante la guerra.
Federico Romero Sarachaga
formula la denuncia de su colega «en cumplimiento de un deber cívico», pero
también lo hace movido por cuestiones personales que afloran apenas se analiza
el manuscrito de siete folios con un mínimo de atención. La denuncia ratificada
en el juzgado militar el 10 de mayo de 1939 provocó la instrucción del sumario
13149, de acuerdo con lo dictado por el auditor de guerra el 13 de mayo de
1939. El Juzgado Militar Permanente n.º 4 fue el encargado de llevar adelante
la instrucción, que podría haber corrido a cargo del Juzgado Militar de Prensa
dada la condición de escritores de los protagonistas.
El sumario 13149 del AGHD
es un documento fundamental para comprender la historia de la SGAE durante la
Guerra Civil. Sus doscientos veinticinco folios están repletos de datos que
afectan a lo sucedido, por ejemplo, con el dramaturgo Pedro Muñoz Seca cuando
fue asesinado por los republicanos. También revela no pocas mediocridades de
cualquier lucha por el poder y, naturalmente, la voluntad de salir indemne de
un pasado polémico, aunque fuera gracias a la delación de los compañeros de letras.
Federico Romero Sarachaga participa en esta tarea, pero nunca estuvo solo a tenor
de lo constatado en la documentación sumarial.
El análisis del sumario
me llevará semanas de consultas con la colaboración de los servicios de
documentación de la SGAE, pero espero culminarlo en febrero, cuando tengo
prevista la entrega del original para el segundo volumen de Las armas contra
las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores, 1939-1945, cuyo primer volumen llegará a las librerías el 15 de enero de 2024.
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