jueves, 4 de enero de 2024

Historia de una escalera, de Buero Vallejo, no fue la primera


 

La historia del teatro durante el franquismo siempre tiene en cuenta una fecha clave: el 14 de octubre de 1949. Ese día tuvo lugar, en el Teatro Español, el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo. La premiada obra gozó de una considerable repercusión y marcó el inicio de la trayectoria del dramaturgo más relevante de aquellas décadas. Al mismo tiempo, los historiadores suelen recordar una circunstancia excepcional. El autor había estado condenado a muerte tras finalizar la Guerra Civil y, por supuesto, era el primer estreno de una obra escrita por alguien que hubiera vivido tan trágica experiencia.

La trascendencia histórica y teatral de Historia de una escalera es incuestionable, pero el dato acerca del autor debe ser rectificado. Santiago de la Cruz Touchard y Serafín Adame escribieron en 1936 Yo soy un señorito, con música del maestro Manuel Quiroga. La obra no pudo ser estrenada antes de la Guerra Civil por problemas habidos con quien iba a ser el protagonista, pero finalmente fue uno de los mayores éxitos del «teatro bajo las bombas» (Fernando Collado).

Los dos autores resultaron procesados al finalizar la Guerra Civil. En concreto, Santiago de la Cruz Touchard fue condenado a muerte, mientras que su colega lo era a treinta años de reclusión. La circunstancia no impidió que Yo soy un señorito volviera a ser representada en 1947. Concretamente, en el madrileño Teatro Cómico y a partir del 8 de enero de 1947. Véase la entrada del 28 de septiembre de 2023 en este mismo blog.

Por lo tanto, el primer estreno de una obra escrita por un condenado a muerte durante el franquismo corresponde a Yo soy un señorito, cuyo texto parece definitivamente perdido a tenor de lo infructuoso de las búsquedas realizadas.

Santiago de la Cruz Touchard y Antonio Buero Vallejo fueron camaradas del PCE durante la Guerra Civil y sufrieron la dureza de una represión que llegó a condenarles a muerte. El dramático episodio tal vez formara parte de sus conversaciones, las tenidas en la más estricta intimidad si las hubo, pero en esta fotografía del álbum familiar del primero ambos aparecen relajados junto a Alfonso Paso, cuya trayectoria también incluye episodios singulares, pero nunca como fruto de la represión franquista. Los dos caballeros situados en los extremos de la foto son Gustavo Pérez Puig (izquierda) y, alguien parecido a Cayetano Luca de Tena (derecha), según me indican mis colegas Javier Huerta y César Oliva.

La historia completa de la vuelta de Santiago de la Cruz Touchard a los escenarios aparecerá en el segundo volumen de Las armas contra las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores, 1939-1945.


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