La historia del teatro
durante el franquismo siempre tiene en cuenta una fecha clave: el 14 de octubre
de 1949. Ese día tuvo lugar, en el Teatro Español, el estreno de Historia de
una escalera, de Antonio Buero Vallejo. La premiada obra gozó de una
considerable repercusión y marcó el inicio de la trayectoria del dramaturgo más
relevante de aquellas décadas. Al mismo tiempo, los historiadores suelen
recordar una circunstancia excepcional. El autor había estado condenado a
muerte tras finalizar la Guerra Civil y, por supuesto, era el primer estreno de
una obra escrita por alguien que hubiera vivido tan trágica experiencia.
La trascendencia histórica y teatral de Historia
de una escalera es incuestionable, pero el dato acerca del autor debe ser
rectificado. Santiago de la Cruz Touchard y Serafín Adame escribieron en 1936 Yo
soy un señorito, con música del maestro Manuel Quiroga. La obra no pudo ser
estrenada antes de la Guerra Civil por problemas habidos con quien iba a ser el
protagonista, pero finalmente fue uno de los mayores éxitos del «teatro bajo
las bombas» (Fernando Collado).
Los dos autores resultaron
procesados al finalizar la Guerra Civil. En concreto, Santiago de la Cruz
Touchard fue condenado a muerte, mientras que su colega lo era a treinta años
de reclusión. La circunstancia no impidió que Yo soy un señorito volviera
a ser representada en 1947. Concretamente, en el madrileño Teatro Cómico y a
partir del 8 de enero de 1947. Véase la entrada del 28 de septiembre de 2023 en
este mismo blog.
Por lo tanto, el primer
estreno de una obra escrita por un condenado a muerte durante el franquismo
corresponde a Yo soy un señorito, cuyo texto parece definitivamente
perdido a tenor de lo infructuoso de las búsquedas realizadas.
Santiago de la Cruz
Touchard y Antonio Buero Vallejo fueron camaradas del PCE durante la Guerra
Civil y sufrieron la dureza de una represión que llegó a condenarles a muerte.
El dramático episodio tal vez formara parte de sus conversaciones, las tenidas en
la más estricta intimidad si las hubo, pero en esta fotografía del álbum
familiar del primero ambos aparecen relajados junto a Alfonso Paso, cuya
trayectoria también incluye episodios singulares, pero nunca como fruto de la
represión franquista. Los dos caballeros situados en los extremos de la foto son Gustavo Pérez Puig (izquierda) y, alguien parecido a Cayetano Luca de Tena (derecha), según me indican mis colegas Javier Huerta y César Oliva.
La historia completa de
la vuelta de Santiago de la Cruz Touchard a los escenarios aparecerá en el
segundo volumen de Las armas contra las letras. Los consejos de guerra de
periodistas y escritores, 1939-1945.
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