El periodista Santiago de
la Cruz Touchard fue condenado a muerte por su participación en la redacción de
Mundo Obrero, su militancia en el PCE y, finalmente, su condición de
oficial del ejército republicano. Véanse las entradas anteriores de este blog
dedicadas a quien fuera una víctima de la represión franquista. Tras la
conmutación, protagonizó un acto de rebelión en el durísimo penal de
Valdenoceda (Burgos) y fue castigado con un traslado al no menos duro de Las
Palmas, donde ni siquiera podía recibir la ayuda alimentaria de su familia. El
paso por la cárcel fue especialmente traumático, pero desde su puesta en
libertad intentó abrirse camino con un buen ánimo y una jovialidad que le
granjearon numerosas amistades, incluso entre quienes simpatizaban con el
franquismo.
La oportunidad de salir
adelante junto con su esposa e hijos le llegó desde Argentina y Méjico, donde
varias revistas dedicadas al cine y los espectáculos le nombraron corresponsal
en Madrid. Santiago de la Cruz Touchard se convirtió en un embajador del cine
español en América Latina y, al mismo tiempo, un introductor del cine de
aquellos países en España, actividad que pronto extendió a la música mejicana
llegando a componer rancheras. Por otra parte, tanto los productores españoles
como los mejicanos apreciaron su labor informativa, que era de indudable
importancia dada la intensidad de los intercambios cinematográficos entre ambos
países durante las décadas de los cincuenta y los sesenta.
Como reconocimiento a
este trabajo, Santiago de la Cruz Touchard fue premiado en los festivales de
cine de San Sebastián, Valladolid y Huelva, aparte de formar parte de la junta
directiva del Círculo de Escritores Cinematográficos. Incluso, en diciembre de
1957, viajó a Méjico invitado por la Asociación Nacional de Actores y varios
productores de aquel país para participar en los actos celebrados con motivo
del cuarto aniversario del fallecimiento de Jorge Negrete, que había gozado de
una especial popularidad en España.
El álbum familiar de
Santiago de la Cruz Touchard cuenta con numerosas fotografías suyas tomadas
junto con los actores y cantantes a los que entrevistó. También productores y
otras personalidades vinculadas al mundo del espectáculo. La lista es larga, pero
a modo de ejemplo podemos citar a Orson Welles, Paco Rabal, Carmen Sevilla, Marisol,
Ana Mariscal, Cesáreo González, Azorín, Benito Perojo, El Cordobés, Antonio
Buero Vallejo, el Dúo Dinámico, Alfonso Paso…
Muchas de estas
fotografías fueron tomadas en el local de Perico Chicote, centro neurálgico de
los populares de la época, y otras con motivo de galas o entrevistas, a las que
Santiago de la Cruz se solía presentar con su característica pajarita y otros rasgos
de quien, además de ser miembro durante décadas de los Amigos de la capa,
mostraba siempre una jovialidad compatible con la elegancia.
La imagen de este
periodista triunfante en Méjico y reconocido por los cineastas españoles
esconde el paso por una condena a muerte como preámbulo a años de cárcel.
Quienes no supieran de esta historia, la mayoría, se quedarían sorprendidos,
pero la evolución es propia de un hombre talentoso que supo abrirse camino sin
mirar hacia atrás. Nunca le derrotaron por completo y, sin renunciar a sus
ideales, Santiago de la Cruz Touchard triunfó en un país donde codearse con
estrellas como Sofía Loren o Mariano Moreno, Cantinflas, era motivo de
admiración y hasta de envidia. Puestos a imaginar, también la tendrían quienes
le condenaron a muerte y veinte años después ignoraban el pasado de ese
periodista jovial con pajarita y eterna sonrisa de buena persona.
Las fotos las publico gracias a la ayuda de sus nietas Sandra y Susana, con quienes estoy trabajando para que el periodista tenga su merecido capítulo en el segundo volumen de Las armas contra las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores, 1919-1945.
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