El conocimiento académico es
una cadena donde siempre hay alguien que nos ha precedido. El adanismo, aparte
de absurdo, supone un error propio de indocumentados. Para evitarlo conviene
escuchar o leer a nuestros colegas más veteranos. Sobre todo, si siguen en activo
con una envidiable actitud y realizan un balance de su trayectoria en un
volumen cuya lectura precisa de lápiz para subrayar y memoria para aplicar las
enseñanzas.
Ángel Viñas ha realizado esta labor en La forja de un historiador (Barcelona, Crítica,
2024), donde repasa su trayectoria académica y resume lo fundamental de sus
aportaciones al conocimiento histórico de la España republicana y franquista.
Algunos tenemos la fortuna de haber leído varios de sus libros, pero la ocasión
revela el alcance de una infatigable tarea que ha llevado al historiador por
archivos de distintos países, siempre a la búsqueda de las EPRE (evidencias
primarias relevantes de época).
Los años que nos separan me
han permitido entre conocer y recordar cómo era el acceso a una cátedra
universitaria bastante antes de que yo mismo la consiguiera. La comparación resulta inevitable, pero también la conclusión de que somos deudores de esos sistemas
de acceso, que han ido cambiando y, con ellos, nuestra labor para alcanzar el
objetivo.
La fortuna de Ángel Viñas consistió en que pronto pudo salir de la España franquista, conocer idiomas y ventilarse en
otros países con una mayor exigencia intelectual y un clima de libertades.
Gracias a esta circunstancia, accedió a la cátedra -no sin problemas-, pero no
se convirtió en un catedrático del escalafón al modo de tantos de su época
ahora olvidados.
Al contrario, sus inquietudes
le llevaron a distintos campos de trabajo, pronto conectó con otros
historiadores más jóvenes y, ahora mismo, es un referente dentro del área de
conocimiento. Mi campo es la historia de la literatura. El primer término
me lleva a desenvolverme por ámbitos propios de los historiadores y en los
mismos el nombre de Ángel Viñas es sinónimo de trabajo riguroso sin rehuir la
polémica, sobre todo porque andamos sobrados de «historietógrafos» -según la
definición de Alberto Reig- con afán tan polémico como revisionista.
Puestos a sintetizar las
enseñanzas de Ángel Viñas que intento aplicar a mis trabajos la primera estaría
relacionada con las citadas EPRE. Siempre son necesarias para evitar la
especulación y requieren una actitud abierta porque las sorpresas resultan inevitables
y destrozan los apriorismos.
La segunda es la
provisionalidad de cualquier trabajo histórico. Su validez está sujeta a la
aparición de nueva documentación o un análisis de la ya localizado bajo unos
criterios más pertinentes. El desconocimiento de esta provisionalidad solo
conduce a las posturas dogmáticas y, para evitarlas, conviene tener la humildad
de rectificar.
La tercera es la independencia
de criterio. Todos somos deudores de nuestra ideología, pero la misma nunca
debe determinar la interpretación de las EPRE. Así nos lo enseña Ángel Viñas en
libros que a menudo han roto esquemas y, sobre todo, los lugares comunes de
quienes se limitan a proyectar sus prejuicios cuando escriben un trabajo
histórico.
La cuarta es la voluntad de
difundir el propio trabajo más allá del ámbito estrictamente académico. Los
medios de comunicación son fundamentales en este sentido y, aun a sabiendas de
los riesgos, conviene frecuentarlos para encontrar nuevos lectores interesados
en el conocimiento histórico.
Y la quinta es la voluntad de
seguir activo mientras la salud lo permita sin perder el buen ánimo de la
juventud. El ritmo de trabajo de Ángel Viñas, superados los ochenta, prueba que
es posible y el dato resulta alentador para quienes pronto andaremos jubilados.
Estas cinco enseñanzas se
suman a otras desgranadas a lo largo de La forja de un
historiador, pero son las fundamentales porque delimitan una actitud ante
el trabajo del historiador. Y unas aportaciones, pues esa misma actitud
presupone una metodología alejada del lugar común, la especulación y el
apriorismo. Conviene tenerlo en cuenta y reforzarlo con la lectura del citado
libro.
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