Después de varios meses
de trabajo, ya está ultimado el texto de Ángeles y demonios. República,
Guerra Civil y posguerra en la SGAE, un trabajo colectivo auspiciado por el
director de la citada entidad, Antonio Onetti, que nos ha permitido indagar en las
vicisitudes de los miembros de la sociedad de autores durante un período
especialmente conflictivo y trágico. El original lo he revisado estos días y
ahora inicia el camino hacia su edición. Tiempo habrá de comentar los resultados obtenidos, aunque vaya por delante la honestidad de la SGAE a la
hora de afrontar el conocimiento de su pasado, donde -como indica el título-
hubo ángeles y demonios, sin olvidar otros seres más terrenales.
Desde la publicación de Nos
vemos en Chicote (2015), he mantenido dudas sobre las competencias del
Juzgado Militar de Prensa. En diciembre de 1939, había en Madrid unos cincuenta
mil presos a la espera de su procesamiento por parte de los cuarenta y tres
juzgados militares establecidos desde abril en la capital. Las matemáticas
indican que cada uno de esos órganos instructores debía sacar adelante más de mil sumarios. Sin embargo, en el del juez Manuel Martínez
Gargallo la cantidad fue muy inferior. Todavía no la puedo establecer con
precisión, pero dudo que superara los cien sumarios.
La circunstancia puede
ser matizada por la importancia concedida al colectivo de periodistas y
escritores, que habría necesitado un juzgado específico a pesar de su pequeñez
en términos numéricos. El argumento es válido, pero aun así la desproporción
con respecto a otros juzgados instructores sigue resultando notoria. Ahora, gracias
a los trabajos realizados podemos establecer otras competencias para el órgano localizado
en la Plaza de Callao, 4, de Madrid. Las mismas, una vez sumadas, justifican su
papel en el sistema represivo de los vencedores.
Aparte de los casos
instruidos, el Juzgado Militar de Prensa facilita informes a otros órganos
acerca de los procesados que hubieran mantenido una relación con la prensa
republicana. Los acusados eran militares, funcionarios, políticos… y, como
tales, sus casos instruidos en otros juzgados radicados en Madrid. Al
mismo tiempo tuvieron a veces una presencia en la prensa y, dada la
circunstancia, los titulares de los juzgados contactaban con Manuel Martínez Gargallo para que les remitiera el correspondiente informe
acusatorio.
Manuel Martínez
Gargallo, por su parte, era un pluriempleado de aquel sistema represivo. Además de la titularidad del citado juzgado, también fue el máximo responsable del
Registro Oficial de Periodistas (ROP) para proceder a la depuración de este
colectivo profesional. La colaboración en cualquier cabecera de la posguerra
requería un informe favorable y la inscripción en el citado registro. La tarea
fue ardua por la cantidad de afectados y Manuel Martínez Gargallo aparece como uno de sus responsables.
Asimismo, el juez
movilizado como capitán fue el máximo responsable de la depuración de
los miembros de la SGAE. Nuestro estudio, realizado a partir de la consulta de
las actas conservadas en la citada entidad, así lo demuestra. Como es previsible
dada la cantidad de miembros que debían ser depurados tras la elaboración del
correspondiente informe, la tarea también fue ardua y ocuparía buena parte del
tiempo de Manuel Martínez Gargallo.
Así podemos entender una
circunstancia que ya conocía gracias a algunos testimonios orales y escritos de
las víctimas: Manuel Martínez Gargallo apenas estuvo presente en los actos
jurídicos llevados a cabo en el Juzgado Militar de Prensa, aunque su firma
figure en los mismos.
La realización efectiva
de estos actos, en especial las declaraciones de los procesados, correspondió a
menudo a los tres secretarios destinados en el Juzgado Militar de Prensa, que
actuaban por delegación del titular y ante la ausencia del mismo. La
responsabilidad es del juez, que firma los documentos conservados en los
sumarios, pero el protagonismo de esos actos es de los secretarios, que vieron
ampliadas sus competencias previstas en el Código de Justicia Militar por una
circunstancia fácil de entender: el juez Manuel Martínez Gargallo no estaba
presente a causa de su pluriempleo en el sistema represivo del franquismo.
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