miércoles, 19 de febrero de 2025

La condena del poeta y catedrático Alejandro Gaos


 Alejandro Gaos

El poeta y catedrático oriolano Alejandro Gaos González-Pola (1906-1958), afincado en Valencia junto con su familia, no fue condenado a muerte a resultas de su procesamiento en un consejo de guerra, cuyo sumario se encuentra depositado en el Archivo General e Histórico de Defensa con el número 8988.

La memoria oral tiende trampas a los historiadores. Su relato no siempre puede ser contrastado con la consulta de la documentación conservada y accesible, pero en otras ocasiones queda desmentido cuando el profesional de la historia realiza dicha consulta. Las sorpresas, que las hay, aconsejan dudar de una memoria basada en la transmisión oral, que es una fuente de información susceptible de tergiversaciones por distintas causas.

Alejandro Gaos tenía motivos para temer una dura condena. Aparte de lo sucedido con sus hermanos, entre los que hay un condenado a muerte y exiliados -según cuenta Margarita Ibáñez Tarín en su imprescindible libro sobre esta destacada familia republicana-, el poeta y catedrático en 1931 había aparecido como un «poeta revolucionario» en Nosotros de la mano de su colega Pascual Pla y Beltrán. En esas páginas su postura fue rotunda y propia de una etapa de entusiasmo juvenil: «Quieran o no, España -como el resto de Europa-camina hacia el comunismo».

Su posterior trayectoria durante la etapa republicana atemperó semejante fe en un futuro comunista. No obstante, Alejandro Gaos permaneció como demócrata mientras publicaba sus primeros libros de poesía y obtenía la cátedra, con una estancia en Madrid para prepararla que le permitió alternar con Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Ortega, Machado y otras figuras admiradas desde el inicio de sus inquietudes literarias.

Durante el verano de 1936, ya casado y en Benimamet junto con sus suegros, Alejandro Gaos no participó de un entusiasmo movilizador, pero el 20 de noviembre de ese año llegó a ser orador de un mitin antifascista junto con Manuel Altolaguirre, Juan Gil-Albert e Ylya Ehrenburg. Afortunadamente, los militares que le procesaron no tuvieron noticia del mismo, como tampoco sabían de su juvenil fe en el comunismo.

Sin embargo, los instructores del sumario eran conscientes de que Alejandro Gaos se alistó voluntariamente en el ejército republicano, donde el 14 de julio de 1938 le ascendieron a capitán. Aunque alegó que solo fue por su condición de catedrático entre comisarios políticos sin letras y que no tomó parte activa en el frente de Teruel, la circunstancia era motivo suficiente para una condena en aquellos sumarísimos de urgencia.

Alejandro Gaos la evitó por varias razones. Tanto él como su esposa actuaron con rapidez, antes de su detención, para conseguir hasta veintitrés avales con firmas de mucho peso entre los vencedores. Los mismos fueron decisivos para inclinar la suerte a su favor, pero también contribuyeron las propias declaraciones del poeta, que ante los militares llegó a justificar «moral e históricamente» el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

Gracias a estos apoyos y a su distanciamiento, sincero o a la búsqueda de la supervivencia, con respecto al pasado republicano, Alejandro Gaos fue absuelto y recuperó la libertad tras unos pocos meses detenido en Valencia. Nada que ver con una pena de muerte como la recaída en su hermano Ángel.

Ahora bien, nadie salía sin algún tipo de condena tras ser encausado en un consejo de guerra de la época. Al margen de los meses pasados en prisión preventiva, Alejandro Gaos fue depurado y apartado del escalafón hasta el curso 1943-44, cuando volvió a dar clase en un instituto. La condición era que el mismo estuviera lejos de Valencia. La localidad a donde le destinaron fue Requena.

Allí, con la conciencia de participar en el exilio interior, Alejandro Gaos continuó con su actividad literaria y mantuvo una intensa correspondencia, que también incluyó a exiliados con los que procuró tender puentes. A veces pudo escapar a Madrid para participar en las tertulias literarias, colaboró en periódicos como ABC para recordar las de otras épocas y, sin desfallecer a la vista del panorama de su familia, los Gaos, protagonizó una digna trayectoria hasta su temprana muerte.




La historia del procesamiento de Alejandro Gaos aparecerá en el tercer volumen de la trilogía dedicada a los consejos de guerra de periodistas y escritores durante el período 1939-1945. El segundo -véase arriba la portada- tiene prevista su aparición a finales del próximo mes de marzo. Mientras tanto, continuamos trabajando para completar el análisis de todo lo sucedido en el Juzgado Militar de Prensa, que fue mucho.

 


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