Los sumarísimos de
urgencia son a menudo una caja de sorpresas para los historiadores. Su
consulta, cada vez más extendida por la progresiva facilidad del acceso, está
posibilitando un conocimiento matizado de la represión del primer franquismo,
que a menudo ha quedado sintetizada en unas pocas líneas incapaces de dar
cuenta de la inevitable heterogeneidad de una realidad cuyas cifras resultan
abrumadoras.
La posibilidad de que en 1938 un viejo republicano, librepensador y masón pudiera denunciar, desde la cárcel, a un secretario municipal afiliado al falangismo durante la guerra parece improbable. La consulta del sumario del escritor Rafael González Castell (1885-1965), depositado en el AGHD, demuestra que esa remota o improbable posibilidad fue una realidad cuando el preso Juan Antonio Codes Rodríguez (1863-1939) denunció al citado, que por entonces ejercía como secretario municipal de la localidad extremeña de Montijo. El texto de la denuncia, con intencionadas falsedades, se encuentra en el sumario 46-5420 del AGHD y va dirigido al gobernador militar de Badajoz, el general Jesusaldo de la Iglesia, que no dudó en mandar instruir un sumario basado en unos grotescos bulos.
Puesto en contacto con
mis colegas Ángel Olmedo Alonso y Chema Álvarez Rodríguez, que habían publicado
recientemente un artículo dedicado al librepensador de Montijo, han añadido
otro que matiza algunas de sus conclusiones. La tarea es habitual entre los
historiadores. Nuestro trabajo siempre está sujeto a la aparición de nuevos
documentos capaces de aportar información que amplía, rebate o matiza lo
conocido hasta ese momento.
El consejo de guerra de
Rafael González Castell es una nueva demostración de hasta qué punto la
represión franquista afectó a víctimas completamente alejadas del Frente
Popular o de «los marxistas». El poeta fue ratificado en su destino como
secretario municipal cuando los sublevados impusieron las nuevas autoridades
tras tomar la localidad. Así permaneció durante varios meses, pero -al parecer-
no mostró el suficiente «entusiasmo» por el Glorioso Movimiento Nacional y
acabó siendo denunciado. Lo sorprendente es el remite de la carta denunciadora:
la prisión provincial de Badajoz, donde el anciano Juan Antonio Codes Rodríguez
estaría tan desesperado como dispuesto a mentir para congraciarse con las
autoridades militares, sin descartar que su iniciativa pudiera haber sido
instigada por quienes estaban interesados en apartar a Rafael González Castell
de su puesto en Montijo.
La historia de este
sorprendente proceso aparecerá en el tercer volumen de la trilogía dedicada a
los consejos de guerra de los periodistas y escritores durante el período
1939-1945, cuya aparición está prevista para 2026. Mientras tanto, ya tenemos
la portada del segundo volumen, que pronto estará en las librerías:
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