El titular del Juzgado Militar de Prensa se dirigió a Espasa-Calpe para recabar el informe de José M.ª de Cossío, uno de los avalistas citados por Miguel Hernández en su primera declaración. A tenor de la bibliografía consultada, es probable que el responsable de Los toros ya se encontrara por entonces en su residencia de Tudanca. En ausencia del «jefe», el 8 de julio de 1939 un empleado de la editorial envía el correspondiente informe sobre el poeta al juzgado.
No obstante, y de acuerdo con el documento arriba reproducido a partir del sumario 21001 depositado en el Archivo General e Histórico de Defensa, había un compromiso explícito de localizar a José M.ª de Cossío para que atendiera el requerimiento del juzgado. Nunca se actuó en consecuencia, ni por parte del requerido ni por la de un juzgado que jamás reclamó el informe.
A lo largo de los cinco meses siguientes hubo tiempo de sobra para completar la diligencia, pero no se hizo. Tal vez, y es una hipótesis que defiendo en mi estudio, porque el amigo de Miguel Hernández tenía motivos para alejarse de cualquier juzgado militar, ya que había permanecido en Madrid durante la guerra y esa circunstancia le convertía en sujeto procesable en aquellos sumarísimos de urgencia. Recuérdese, en este sentido, lo escrito en la entrada dedicada a Ramón Goy de Silva, que se encuentra en este mismo blog.
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