Al igual que otros muchos, yo supe de la existencia de Amado Granell gracias a Los surcos del azar (2013), la excelente novela gráfica de Paco Roca. Desde entonces me ha interesado su figura como uno de los héroes de «la nueve», la compañía que liberó París en 1944, donde había numerosos republicanos españoles que llevaban nueve años combatiendo el fascismo, primero en su patria y luego en los frentes de la II Guerra Mundial.
El posterior anonimato de Amado Granell es uno de los ejemplos de la política del olvido tantas veces practicada, tanto en Francia como en España, y que a punto ha estado de dar una nueva muestra por culpa del Ayuntamiento de Alicante, que ni siquiera contestó a la solicitud de colocar su busto en el barrio donde Amado Granell vivió varios años tras su vuelta a España.
Gracias a la iniciativa de la Comisión de Recuperación de la Memoria Histórica, el busto ha encontrado su emplazamiento en el campus de la Universidad de Alicante. Ahora solo cabe esperar que este «lugar de la memoria» no solo forme parte del paisaje, sino que sea un motivo de reconocimiento y de curiosidad por conocer la trayectoria de este antifascista, que murió en el anonimato tras protagonizar una gesta como la toma de París con tanquetas que llevaban nombres españoles.
Agradezco la foto a Silvia García Ponzoda, autora de la nota de prensa publicada por la Universidad de Alicante:
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