El presente blog es una especie de diario que intenta dar cuenta de mis trabajos como investigador y, en los mismos, el tema del amor en los clásicos de la literatura apenas aparece. Una verdadera lástima, porque a menudo es preciso disfrutar para sobrellevar la dureza de tantos consejos de guerra como los que investigo desde hace unos años.
Sin embargo, los catedráticos también somos docentes y en las aulas debemos abordar una mayor variedad de temas sin necesidad de ser especialistas en los mismos. Esta circunstancia todos los cursos me permite hablar largo y tendido del amor en el teatro del Siglo de Oro. Lope de Vega es una verdadera mina en este sentido. Pero también cabe hacer excursiones a otros ilustres coetáneos como Shakespeare.
Así, cuando admiramos la versión cinematográfica de El perro del hortelano dirigida por Pilar Miró, siempre hay que mencionar y ver el antecedente cinematográfico de Mucho ruido y pocas nueces, una película inglesa de 1993 que siempre entusiasma al alumnado. Hoy incluso ha aplaudido al terminar la proyección en la Mediateca de nuestra universidad. Tal vez porque estos jóvenes han comprendido que, como afirma Laurencia en Fuenteovejuna, «el amor es un deseo de hermosura» y de la misma hay mucha, muchísima, en las dos películas citadas.
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