Ignacio Martínez de Pisón, además de amigo, es uno de mis novelistas de referencia al que sigo desde sus primeras publicaciones en los años ochenta. Sus obras cuentan con múltiples motivos de interés para los lectores, pero fundamentalmente me han ayudado a perfilar una perspectiva de acercamiento a una realidad histórica que nos apasiona. En El día de mañana el novelista aragonés afincado en Barcelona presentó de manera genial el retrato de un confidente de la policía franquista: Justo Gil, al que dediqué un capítulo de mi ensayo De mentiras y franquistas (Sevilla, Renacimiento-Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2020) completado con la presencia de otros confidentes ajenos a la ficción.
La justificación de la elección parece obvia: un confidente es un mentiroso por definición y Justo Gil lo prueba de sobra a través del poliédrico retrato que nos aporta la novela. El resultado de aquel trabajo es un capítulo ahora disponible en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
http://hdl.handle.net/10045/135078
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