La aparición de la caricatura de Hitler, a menudo en compañía de la de Mussolini, es una constante en la prensa republicana durante la Guerra Civil. Echea participa de la misma y el 5 de diciembre de 1936, en La Voz, sintetiza su visión del líder alemán como un antiguo pintor de brocha gorda que construye el nazismo con la sangre de España.
Echea a veces escapa de las consignas y traza caricaturas ambientadas en la retaguardia, donde es habitual encontrar diálogos protagonizados por ancianos como sujetos dotados de capacidad de observación y crítica a partir de la experiencia. En esta ocasión, la viñeta publicada el 8 de noviembre de 1937 en La Voz subraya la incoherencia entre quienes dicen actuar en nombre de la defensa de la civilización occidental cuando, en realidad, bombardean escuelas.
Una de las consignas más reiteradas en la prensa madrileña de la Guerra Civil es la de la unidad de los partidos y sindicatos en defensa de la II República. Echea aporta un ejemplo con esta caricatura publicada en La Voz el 10 de mayo de 1937, donde un profesor, después de enseñar la lista de las siglas, pasa al objetivo de las mismas, que requiere de la unidad y la disciplina para alcanzar la victoria.
La mezcla de la rabia y la impotencia a menudo desencadena un deseo de venganza como el ejemplificado en esta impresionante caricatura de Echea publicada en La Voz el 27 de abril de 1937, cuando Madrid acaba de sufrir los más mortíferos bombardeos, que causaron numerosas víctimas civiles.
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