domingo, 4 de junio de 2023

La Guerra Civil y el balonmano


La consulta de la prensa publicada en el Madrid de la Guerra Civil a menudo depara sorpresas por lo insólito de algunas noticias, que parecen ajenas a los continuos bombardeos sufridos por una ciudad cercada desde noviembre de 1936. La vida de sus habitantes debía continuar a pesar de todas las carencias y calamidades. Este empeño relacionado con una cotidianidad convertida en materia heroica justifica la continuidad de los espectáculos públicos, una circunstancia que ha merecido la atención de la bibliografía académica, pero también la práctica de actividades como las deportivas, que se antojan imposibles en medio de los bombardeos, el hambre y los mil peligros de un Madrid donde cualquier asomo de normalidad parecía una quimera.
En este contexto, un suelto como el publicado en el diario Claridad el 13 de abril de 1938 merece su reproducción: «Se pone en conocimiento de todos los clubs y agrupaciones juveniles que el día 15 del presente se celebrará una reunión, a las seis y media de la tarde, para constituir la Federación de Hand-ball y aprobación de los estatutos por que ha de regirse. Dicha reunión se celebrará en el Hogar del Deportista (Castellana, 41)». 
Por entonces, y según informa el mismo diario socialista al día siguiente, estaban movilizados todos los hombres entre 17 y 45 años. No parece, pues, que hubiera muchos posibles aspirantes a jugar en un equipo federado y sometido a unos estatutos. Tampoco mujeres, aquellas que, durante la II República y como aparece en la foto publicada en el semanario Crónica, habían tenido un protagonismo notable en los orígenes de un deporte jugado con reglas distintas a las actuales. Todos, hombres y mujeres en edad de practicar un deporte, estarían más pendientes de noticias como la publicada por Claridad el 22 de abril de 1938: «Vender carne de perro equivale a dos años de cárcel y mil pesetas de multa». 
El titular remite a un hambre atroz, que tomaría un mayor protagonismo en los meses venideros. En ese contexto, reunirse para organizar un posible campeonato de balonmano supone un quiebro de la lógica. La extrañeza del lector parece inevitable, pero cabe recordar la necesidad imperiosa de que la vida continuara para soportar una situación extrema como la padecida por los habitantes de Madrid durante meses y meses de hambre y violencia.

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