La toma de partido a favor de la II República por parte de Echea fue inmediata tras el golpe de Estado y se mantuvo hasta el final de la guerra. Una prueba es la caricatura publicada en La Voz el 21 de julio de 1936, fruto del entusiasmo del momento en Madrid tras el fracaso de los golpistas en la capital y el dramático asalto al Cuartel de la Montaña.
Las caricaturas servían a menudo para ejemplificar de forma sencilla y gráfica, comprensible en definitiva, las consignas impartidas por la prensa republicana. La principal o más constante de las mismas era la llamada a la unidad de acción de los sectores republicanos para alcanzar la victoria. Echea se suma a la labor el 18 de junio de 1937 con este diálogo mantenido por dos viajeros de tren: «Desengáñese usted, compañero; si nos reunimos los de la segunda con los de la tercera, vamos a ir de primera».
La inequívoca decantación de la jerarquía de la Iglesia Católica a favor de los golpistas incrementó el ya de por sí notable anticlericalismo en los sectores republicanos. El 18 de septiembre de 1936 Echea se suma al mismo con esta imagen publicada en La Voz, donde un franciscano ha sustituido el hermano burrito o similares por el hermano cañón.
Los tiempos no estaban para un verdadero humor, pero los madrileños lo sacaron a relucir en numerosas ocasiones durante la Guerra Civil. Un ejemplo es esta caricatura publicada por Echea en La Voz del 19 de diciembre de 1936, cuando los intensos bombardeos sufridos en la capital ya habrían terminado con cualquier vidrio de las fachadas.
El optimismo de los primeros meses de la guerra en Madrid permite la aparición de caricaturas como la de Echea publicada en La Voz el 22 de octubre de 1936, donde los protagonistas son dos de los más conocidos personajes de La verbena de la Paloma. El pueblo de la capital se aprestaba a defenderla poco antes de la decisiva batalla de los primeros días de noviembre.
El humor nunca se perdió del todo en el Madrid de la Guerra Civil. Una prueba, a menudo repetida por la bibliografía y la novelística, es la capacidad para denominar de manera ocurrente las calles y las avenidas que más frecuentemente sufrían las consecuencias de los bombardeos. La Gran Vía destacaba en este sentid y Echea el 24 de mayo de 1937 en La Voz publica esta caricatura donde la llama la "Fuhreraria" para recordar el origen de las bombas.
El «moderno San Francisco» todavía mantenía algo del humor de Echea, pero es evidente que en esta caricatura publicada en La Voz el 22 de agosto de 1936 prevalece el anticlericalismo ante la decidida toma de postura de la jerarquía católica a favor de los tropas golpistas. Este tipo de caricaturas fueron especialmente castigadas en los consejos de guerra como los que sufrió el propio Echea.
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