A veces, una anécdota resulta significativa para conocer alguna de las incoherencias de un recurso tan útil y utilizado como la Wikipedia. Una de las escasas iniciativas que tuve como fugaz colaborador de la enciclopedia fue completar la bibliografía presente en la entrada dedicada a Miguel Hernández, donde se habla de su procesamiento durante la posguerra. Dado que el redactor no había incluido la referencia bibliográfica de mi edición de los sumarios seguidos contra el poeta, aporté la misma indicando los datos para su correcta identificación. La aportación fue «revertida» y un anónimo «bibliotecario» la incluyó entre las que provocaron mi bloqueo por reiterada aportación de materiales propios. Es decir, si en varias entradas acerca de personajes históricos presentes en mis investigaciones indico las referencias de las mismas, mi intención no es ampliar la bibliografía para las posibles consultas del lector, sino la autopromoción. Por lo tanto, estaría utilizando la enciclopedia como una plataforma promocional para mis publicaciones.
La lógica de este razonamiento que justifica un bloqueo puede ser pertinente para evitar excesos en las referencias bibliográficas, pero en general me parece ajena a la realidad de quienes publicamos nuestras investigaciones sin recibir una remuneración económica. De hecho, tengo el privilegio de ser uno de los escasos profesores universitarios que no paga por publicar y que, en alguna ocasión, hasta ha cobrado.
Ahora bien, esa lógica no la mantiene Wikipedia como criterio uniforme y permite, sin ningún tipo de problema, la autopromoción derivada de entradas que aparentemente solo son informativas. Si una institución oficial cuenta con una entrada, algo casi imprescindible, ya se encargará de que la redacte alguien de su gabinete de prensa. El mismo figurará como colaborador altruista de la enciclopedia, pero la labor la desarrollará en tanto que empleado o funcionario del organismo que le facilita toda la información y, por supuesto, vela para que sea correcta de acuerdo con los intereses de la institución.
Un caso más llamativo, ya claramente de autopromoción, es la utilización de la Wikipedia por parte de las productoras cinematográficas. Si nos interesa informarnos acerca de una superproducción recién estrenada, siempre encontraremos una entrada en diferentes idiomas con numerosos datos proporcionados, probablemente, por la propia productora, que a menudo utiliza la enciclopedia como recurso donde lo informativo y lo publicitario se combinan. Y lo hace con un notable acierto, puesto que el empleado de la productora, o de la distribuidora, cuando actúa en calidad de colaborador de la enciclopedia asume las reglas de la misma. Nada que objetar, pero conviene saber el origen de la información facilitada.
Un caso más llamativo es la utilización de la enciclopedia por parte de la industria pornográfica de USA. Prácticamente es imposible encontrar una estrella, actual o histórica, de esa industria que no cuente con su correspondiente entrada en Wikipedia. Hagan la prueba. La información tiene una orientación uniforme, responde a las normas de la enciclopedia y hasta los textos parecen escritos por una misma persona, tan anónima como previsible. No creo especular si pienso que las entradas son redactadas por personal al servicio de esa poderosa industria. Y la labor, que incluye información solo al alcance de la misma, se realiza de una forma tan correcta como tendente a la promoción de unas estrellas de las que conocemos sus medidas y las veces que triunfaron en un certamen celebrado en Arizona, donde alguien incluyó la categoría de mejor escena lésbica, por ejemplo.
Por lo tanto, si para conocer lo sucedido en los consejos de guerra seguidos contra Miguel Hernández aporto la referencia bibliográfica de mi edición de los mismos, yo cometo un acto de autopromoción por el que debo ser bloqueado. Mientras tanto, si en California un empleado de la industria pornográfica incluye las medidas de una sugerente estrella que ha triunfado en categorías como la arriba aludida, su tarea solo es informativa sin que en ningún momento quepa pensar en la autopromoción del material audiovisual de la correspondiente productora.
Tal vez esté equivocado o sea un ignorante al respecto, pero -dado que nadie desde su anonimato me ha explicado las razones de la enciclopedia- hasta conocer mejor el tema seguiré pensando en las diferentes varas de medir en una tarea que se supone altruista y colaborativa. Si alguien desea disipar mis posibles malinterpretaciones, le escucharé con sumo gusto, siempre y cuando no lo haga desde el anonimato.
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