El 18 de abril de 1939, comparecen en una comisaría de Valencia del Cid los agentes que han localizado en la capital el local ocupado durante la guerra por la logia masónica Liceo de Levante (AGHD, 7980). Aparte de identificar a la portera del inmueble como testigo o acusada -nunca queda clara la condición-, aportan una serie de nombres como posibles miembros de la citada logia. Uno de ellos es el del veterano polígrafo Mateo Hernández Barroso (1874-1963), aunque en ningún momento se le cita como periodista o escritor -de hecho, sus intereses culturales fueron múltiples, desde las matemáticas hasta las telecomunicaciones pasando por la música y la historia- porque la instrucción no alumbra nada acerca de este nombre, salvo que no contaba con antecedentes penales. Así, el 9 de mayo de 1939, el coronel jefe de la Columna de Orden y Policía de Ocupación de Valencia del Cid afirma que su ficha «no aparece en el fichero obrante en esta jefatura».
Ante la ausencia de
cualquier referencia al masón que ocupara importantes cargos durante el período
republicano -entre otros, fue Director General de Telecomunicaciones-, y su incomparecencia reiterada en el correspondiente juzgado, el 18
de marzo de 1940 el instructor Alfonso Bernaldero Ávila declara en rebeldía
procesal a Mateo Hernández Barroso, que probablemente estaría siendo por
entonces procesado en Madrid a resultas del sumario 3021, instruido en 1939 y
también depositado en el Archivo General e Histórico de Defensa, aunque otras fuentes ya lo sitúan en el exilio francés camino de México. El citado sumario es
probable que tenga en cuenta su actividad propagandística constatada por la
prensa cuando pronunció una alocución radiofónica donde criticaba a los altos
cargos dispuestos a abandonar Madrid por miedo a las represalias de los sublevados (La Libertad, 16-X-1936).
Al margen del posible exilio en este caso, la posibilidad de ser
declarado en rebeldía procesal por estar siendo procesado en otra localidad,
incluso en una misma ciudad cuando era como Madrid o Barcelona, es bastante
frecuente en el marco caótico de la justicia militar durante la posguerra. Por
falta de medios y tiempo, también por el desbordamiento que provocó la masiva
represión de la Victoria, estos errores son frecuentes y cuestionan la
fiabilidad de la documentación analizada por el historiador. En cualquier caso,
en fechas próximas haré la oportuna consulta en el Archivo General e Histórico
de Defensa con el objetivo de incorporar al citado periodista masón a la nómina
de los represaliados que aparecerán en el segundo volumen de Las armas
contra las letras o en su edición ampliada, siempre y cuando el exilio no le librara de las cárceles franquistas.
Pd.: El resultado de esa consulta en el AGHD se puede consultar en la entrada del 16 de noviembre de 2023.
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