La periodista Rosario del
Olmo ha quedado asociada al comunismo en las escasas referencias críticas sobre
su trayectoria. Con una valentía sorprendente, es cierto que en las
declaraciones realizadas durante la instrucción de su consejo de guerra reconoce
sus simpatías por el Partido Comunista de España, aunque no fuera militante del
mismo. La documentación conservada en el Centro Documental de la Memoria
Histórica, de Salamanca, indican que la supuesta comunista en realidad fue una
miliciana libertaria. Rosario del Olmo ingresó en las Milicias Confederales de
CNT-FAI-AIT el 19 de octubre de 1936 a los veintisiete años y viviendo en la
calle Fernando VI, n.º 19. Su ingreso se produjo como miembro del sindicato de
Industrias Gráficas, sección de periodistas. El sueldo era de diez pesetas
diarias, se han conservado las nóminas para comprobarlo, y fue baja total de la
columna Españas libres el 1 de enero de 1937 por orden de la comandancia.
El nombramiento de
Rosario del Olmo como censora de prensa por parte del delegado de Propaganda y
Prensa de la Junta Delegada de Defensa de Madrid tuvo lugar el 6 de diciembre
de 1936. A partir de los testimonios de Arturo Barea o los estudios de Paul Preston,
parece que actuó como censora poco menos que en solitario. La realidad
documentada en el CDMH es que la periodista formó parte de una comisión de
censura formada por otros colegas y dirigida por César García Iniesta y José
Pastor Willians. En la misma y realizando labores similares a las de Rosario
del Olmo se encuentran, según la relación conservada en Salamanca, Francisco
Escola Besada, Manuel Álvarez Portal, Miguel Ángel Sánchez Salcedo, Pío Marcos
Cuadrado, Isidoro García Ortega, Luis Vallejo Sánchez, Enrique Capdevila Pérez,
Eugenio Rosado Rivas y Ángel Abanades Gómez, aparte de dos censores militares y
el personal auxiliar.
Consultados los catálogos
de procesos depositados en el AGHD, comprobamos que de esa lista al menos
fueron encartados por los militares franquistas César García Iniesta, Francisco
Escola Besada, Pío Marcos Cuadrado, Isidoro García Ortega, Enrique Capdevila
Pérez, Eugenio Rosado Rivas, además de la propia Rosario del Olmo. El análisis
de estos sumarios nos permitirá avanzar en el estudio de la censura de prensa
durante el mandato republicano, que a menudo se circunscribe a lo relatado por
Arturo Barea en sus imprescindibles memorias y a las publicadas por varios
corresponsales de guerra tras su vuelta a los respectivos países. La tarea
queda pendiente para el segundo volumen, o la edición ampliada, de Las armas
contra las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores,
1939-1945 (Sevilla, Renacimiento-Publicaciones de la Universidad de
Alicante, en prensa).
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