miércoles, 30 de octubre de 2024

Acto [aplazado] de reconocimiento para Miguel Hernández y los demás procesados del Juzgado Militar de Prensa


 Miguel Hernández, Valencia, 1937

El próximo 31 de octubre tendrá lugar en Madrid el acto de reconocimiento de Miguel Hernández como víctima del franquismo y se hará efectiva, de manera oficial, la anulación de su condena. El objetivo se ha alcanzado gracias a la Ley de Memoria Democrática, pero también por el empeño durante décadas de su familia, los hernandianos como Joan Pámies y, claro está, los historiadores que hemos probado la barbaridad jurídica que supuso el procesamiento del poeta.

La tarea de décadas ha sido dura y compleja. Ya culminada, solo lamento la ausencia de algunos amigos que la emprendieron. Me acuerdo especialmente del escritor Enrique Cerdán Tato o del fiscal Miguel Gutiérrez. Su empeño hizo posible los trabajos posteriores, gracias a una cadena donde cada uno aporta documentos o análisis hasta desembocar en un resultado que nunca es definitivo, pero resulta aceptado como relevante por la comunidad académica:

Si un historiador tuviera la voluntad de tergiversar o manipular los documentos consultados, lo último que haría es publicarlos íntegramente junto con su estudio. Así lo hice en la edición de 2022 y el espectacular número de descargas de la versión digital prueba que el interés por conocer lo sucedido en los consejos de guerra de Miguel Hernández es notable.

No obstante, llegados a este momento de reconocimiento público para el poeta, creo que el mismo se debería extender a todas las víctimas del Juzgado Militar de Prensa, que fueron muchas según lo visto en Las armas contra las letras y veremos en los dos próximos volúmenes de la trilogía.

A lo largo de estos últimos años, he tenido la oportunidad de conocer a la mayoría de los descendientes de esas víctimas. La relación de colaboración y recogida de testimonios ha sido satisfactoria, tanto desde el punto de vista histórico como del humano. Ahora, al cabo de los años, no solo tengo colaboradores, sino también amigos que agradecen la labor realizada.

La relevancia de Miguel Hernández nunca debe ocultar el drama de otros escritores y periodistas que pasaron por el Juzgado Militar de Prensa para acabar condenados. La familia de Diego San José fue la responsable de que me interesara por este colectivo. Gracias a su nieto, Diego San José también, dispuse de la documentación digitalizada y catalogada. El trabajo fue arduo, pero las principales obras del escritor ya están en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes al alcance de cualquier interesado, su testimonio carcelario circula como obra de referencia para conocer la represión franquista y, con la ayuda de la editorial Renacimiento, contamos con ediciones críticas al alcance de los lectores.

La satisfacción por lo arriba indicado se extiende al hecho de haber colaborado con Marta Sama para dar a conocer la historia de su padre, el bienhumorado Joaquín Sama. Lo mismo puedo decir de los descendientes de Antonio Buero Vallejo, Antoni Pugués, Javier Bueno, Julián Zugazagoitia, Jaime Menéndez Fernández, Antonio Otero Seco, Antonio Montoro, Santiago de la Cruz Touchard y tantos otros.

Las respuestas de estos descendientes han sido positivas porque, ajenos a cualquier afán revanchista, les emociona que los citados tengan un relato propio y un lugar en la memoria histórica, aquel que les arrebató el franquismo cuando fueron condenados. Si, trabajando juntos, lo hemos conseguido, bien está el esfuerzo de años de búsquedas y consultas.

Desde que inicié esta tarea, supe que el relato de las víctimas debía verse acompañado con el de los victimarios. De ellos también hablan mis libros, pero por desgracia sin la ayuda de los familiares. En varias ocasiones he intentado entrar en contacto con los mismos para recabar sus testimonios porque, incluso en el caso de que no los compartiera, mi obligación como historiador es citarlos para el conocimiento de los lectores. La respuesta ha sido un silencio absoluto, al margen de circunstancia conocidas por los lectores de este blog.

En cualquier caso, me he puesto en contacto con Joan Pámies, el impulsor del acto de reconocimiento a Miguel Hernández, para que en el evento que se celebrará el mismo día 31 de octubre en el Ateneo de Madrid se cite expresamente a estas víctimas del Juzgado Militar de Prensa, donde se instruyeron unos sumarios que desembocaron en duras condenas.

Miguel Hernández merece este reconocimiento, pero nunca debemos olvidar que junto a él otros escritores y periodistas fueron condenados por su fidelidad a la II República y haber ejercido el derecho a la libertad de expresión en defensa de sus ideales. Sus descendientes, satisfechos por el reconocimiento del poeta oriolano, también lo están porque sus familiares vuelvan a tener un relato para la historia. Tras tantos años de silencio impuesto, creo haber contribuido a dárselo y, ahora mismo, me acuerdo de los dos ancianos hijos de Diego San José, que llegué a conocer y me emocionaron cuando presenté en Madrid las memorias carcelarias de su padre. Aquella imagen recompensa años de trabajo.

Pd.: A causa de las graves inundaciones en varias localidades y la terrible noticia de los fallecidos en las mismas, el acto para el que estaba prevista la presencia del presidente del Gobierno ha quedado aplazado. Cuando sepa la nueva fecha, lo comunicaré.

Pd.: Con fecha del 31 de octubre de 2024, la Junta de Gobierno de la Universidad de Alicante ha acordado por unanimidad adherirse al acto de reconocimiento de Miguel Hernández como víctima del franquismo y la decisión de anular su sentencia adoptada por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática.

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