Desde hace años mantengo
alertas en Google para conocer cualquier novedad relacionada con los
protagonistas de mis trabajos. Algunas, como la del grupo teatral Tricicle, me
dan resultados todos los días. Incluso ahora, que como tal grupo se ha retirado
de los escenarios. Otras veces los resultados cotidianos son fruto de una
coincidencia. Así sucede con Diego San José, que cuenta a menudo con novedades,
pero son las relacionadas con el guionista cuyo nombre y apellido coinciden con
los del escritor procesado durante la posguerra. El goteo de las demás es
bastante azaroso y, por desgracia, pocas veces me remiten a una noticia
verdaderamente interesante.
El pasado 27 de agosto
saltó la del juez y capitán Manuel Martínez Gargallo con motivo de una noticia
publicada en Diario16 por Agustín Millán:
El texto da cuenta de la
publicación de un nuevo libro de Rubén Pérez Trujillano, colega de la
Universidad de Granada, titulado Jueces contra la República. El poder
judicial frente a las reformas democráticas (Madrid, Dykinson, 2024).
Agustín Millán cita a Manuel Martínez Gargallo como ejemplo de los jueces que,
con sus sentencias, intentaron anular los efectos prácticos de la política
reformista emprendida por los sucesivos gobiernos republicanos. En concreto, le
cita por su oposición a la ley de reforma agraria. La información ya la conocía
y probablemente el periodista la extrajo de mis trabajos dedicados desde 2014
al futuro titular del Juzgado Militar de Prensa.
No obstante, me puse en
contacto con el joven profesor de Derecho Civil y autor del libro para
preguntarle si en el mismo había más información sobre el humorista convertido
en juez. Su respuesta fue negativa, pero el contacto me permitió conocer lo
publicado acerca del citado libro y comenzar a leerlo con la satisfacción de
encontrar la confirmación de lo sospechado: la fuerte oposición del poder
judicial a la política reformista de los republicanos.
El boicot que sufrió la
II República desde el mismo 14 de abril de 1931 normalmente se concreta en
torno a los militares y algunos sectores políticos con la decisiva
participación de la Iglesia Católica. Razones no faltan para esta focalización,
pero en la misma también debería entrar el poder judicial, que de forma
mayoritaria supuso un obstáculo para la consolidación del régimen republicano.
La situación se repitió con la actual democracia durante la Transición y hasta los primeros años
ochenta, tal y como estudié en Ofendidos y censores. La lucha por la
libertad de expresión (1975-1984), publicado en 2022:
Rubén Pérez Trujillano
demuestra esta evidencia histórica con el rigor de una excelente monografía. Su
trabajo es un nuevo ejemplo de la hornada joven de investigadores que está
abordando temas históricos hasta ahora poco frecuentados. Tengo la suerte de permanecer
en contacto con muchos de ellos, incluso la sensación de ser el senior de
un grupo informal, y ahora se suma al mismo el colega de la Universidad de
Granada, que curiosamente explica en sus clases, entre «la admiración y el horror»,
el acoso que sufro desde hace cinco años por la publicación de mis libros sobre
la represión franquista.
Os dejo con los enlaces
localizados en torno a la publicación de Jueces contra la República, un
libro recomendable para valorar los obstáculos a los que debió enfrentarse un
régimen aquejado de contradicciones y errores, pero sobre todo boicoteado desde
el primer día:
https://www.eldiario.es/sociedad/lawfare-anos-30-sabotaje-jueces-segunda-republica_1_11577841.html
Establecer una analogía entre el papel del poder judicial durante la República y el de la actualidad puede tener su morbo periodístico guerracivilista y todo lo demás, pero me parece que desde un punto de vista historiográfico no se sostiene mínimamente. No he leído el libro, pero si es fiel reflejo de lo que expone el primer artículo casi que me ahorro la pérdida de tiempo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Ese enfoque es del periodista, pero no del autor del libro. Por desgracia, los investigadores estamos acostumbrados a que nuestros trabajos, cuando aparecen en la prensa, estén sujetos a lo noticiable, que no siempre es compatible con lo riguroso.
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