jueves, 12 de septiembre de 2024

Teatro y cine en la España del siglo XX (1): La señorita de Trevélez


 Carlos Arniches

A partir de hoy, el blog también es un instrumento para el trabajo en clase. Los ejercicios propuestos podrían aparecer en el campus virtual de la UA, pero damos sus enunciados en este medio con el objetivo de que permanezcan más accesibles para cualquier docente interesado en las obras analizadas.

 


La señorita de Trevélez (1916), de Carlos Arniches, es una tragedia grotesca con la que el autor supera los límites temáticos de sus sainetes a la búsqueda de una mayor hondura sin renunciar a la comicidad que siempre le caracterizó.

Este objetivo posibilita una crítica de la ciudad provinciana que enlaza con la novelística galdosiana y de Leopoldo Alas. Villanea, espacio simbólico concebido para la trama argumental, reúne los rasgos ya vistos en Orbajosa o Vetusta. Entre otros, tiempo estancado, tradicionalismo, ociosidad de las clases dirigentes y, como consecuencia de la misma, la aparición de la burla cruel o el escarnio.

El Guasa Club agrupa a los jóvenes ociosos de Villanea encabezados por Tito Guiloya. El objetivo de estos «señoritos» es matar el tiempo a costa de quienes son burlados, especialmente los hermanos Trevélez. También Numeriano Galán, el pretendiente que, mediante una ficción dentro de la propia ficción, acaba como supuesto novio de Florita de Trevélez.




La burla resulta más cruel conforme el burlado ocupa una posición de debilidad. La frustrada Florita es un ejemplo paradigmático, agravado por el retrato caricaturesco que le da el autor para favorecer la comicidad de la obra.

Florita permanece ingenua e ignorante de la realidad hasta el desenlace, pero don Gonzalo, su hermano, poco a poco adquiere conciencia de la burla a la que el Guasa Club somete a la solterona de la ciudad provinciana.

Tal y como es previsible, la trama -siempre observada por don Marcelino como portavoz del propio dramaturgo- desemboca en un desenlace donde los burladores son desenmascarados y reciben una lección.

Carlos Arniches, frente a la burla cruel derivada de la ociosidad, propone como antídoto la cultura. Así se expresa don Marcelino en una intervención final convertida en discurso que resume los presupuestos regeneracionistas del autor.

La tragedia grotesca de Carlos Arniches responde a una época clausurada y hasta remota. De hecho, el concepto de la ciudad provinciana apenas resulta operativo en una cultura fruto de la globalización, aunque fue fundamental hasta la segunda mitad del siglo XX.

Tal y como sucede con los textos clásicos, y el de Carlos Arniches lo es sin ningún género de dudas, hay en la obra motivos que permanecen más allá de las circunstancias y las apariencias. La burla es uno de ellos, sobre todo, aquella que va dirigida contra un ser vulnerable.

Tras ver la tragedia grotesca y comentarla en clase, convendría abrir un debate en el campus virtual sobre las formas actuales de la burla, sus destinatarios, sus responsables y, en la medida de lo posible, las medidas a adoptar para preservar el respeto a cualquier persona con independencia de su identidad o rasgos.

 


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