jueves, 13 de abril de 2023

El libre albedrío, el guardia civil y el párroco


Ando estos días enfrascado en la recuperación de La sonrisa del inútil (Alicante, Universidad de Alicante, 2008) para una nueva edición digital. La tarea de transcribir el ensayo es lenta, pero permite corregir algunos errores, mejorar la redacción y, sobre todo, volver a disfrutar con el recuerdo de las materias que me hicieron sonreír hace unos quince años. 
A menudo, cuando me encuentro en ambientes donde la complicidad de los presentes está asegurada, evoco el genial diálogo acerca del libre albedrío entre el cabo Gutiérrez (José Sazatornil) y el párroco (Cassen) de Amanece que no es poco (1988), de José Luis Cuerda. La película es de culto, la he visto en reiteradas ocasiones y, puestos a soñar, me habría gustado participar en ese diálogo donde ambos peripatéticos descubren sus dudas sobre el dogma y reconocen andar "flojos" en materia de un libre albedrío que no rechazan con la contundencia propia de sus jerarquías. 
Los rostros de los personajes en la foto son una prueba del correspondiente sinvivir. Les comprendo y hasta me parecen entrañables. Yo también comparto esas dudas sobre cualquier dogma y, lejos de recurrir a los filósofos de turno o a un libro de autoayuda, prefiero la solidaridad virtual del cabo y el párroco allá donde estén. Tal vez porque ambos siempre permanecen en mi memoria de las sonrisas, como explico en el citado ensayo, que ya está disponible en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante.

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