La amistad con Rafael Azcona me permitió conocer personalmente a José Luis Cuerda, una personalidad verdaderamente brillante y divertida como muchas de sus películas. Ambos cineastas e impagables tertulianos coincidieron de nuevo en una impresionante película, Los girasoles ciegos (2008), cuyo guion sería el último trabajo de quien ya había fallecido cuando el film de José Luis Cuerda se estrenó.
La celebración de un congreso que tuvo lugar en Argentina me permitió publicar un estudio sobre este último guion que, a su vez, era la última adaptación cinematográfica de quien tanta literatura conocía con la sabiduría del lector.
El texto de aquel trabajo es accesible desde el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
No hay comentarios:
Publicar un comentario