jueves, 13 de abril de 2023

Paco Cerdá y el 14 de abril


Los historiadores no deberíamos participar en los homenajes. Al menos como tales, puesto que a título personal tenemos el derecho a actuar con absoluta libertad en este sentido. Nuestro objetivo profesional es conocer el pasado, no homenajearlo, aunque en el mismo encontremos motivos que merecen un recuerdo teñido de agradecimiento y reconocimiento. 
La II República es un período histórico verdaderamente complejo e intenso en su forzada brevedad. También contradictorio como cualquier momento de transición. Las definiciones propias de la nostalgia, la militancia o la voluntad de homenajear son respetables, pero apenas resultan compatibles con esa complejidad del claroscuro. 
Paco Cerdá es un excelente y documentado cronista del 14 de abril de 1931. Su obra de no ficción, verdaderamente magistral dentro de este género, nos revela qué sucedió aquel día tantas veces rememorado y, al mismo tiempo, desconocido en sus detalles, sus protagonismos y sus contradicciones, puesto que las esperanzas de unos convivieron con los temores de otros. La obra se desplaza por todos los rincones de la geografía nacional, da voz a los olvidados, descubre aspectos inéditos de lo sucedido, revela la intensidad de unos momentos decisivos y, en definitiva, con un estilo memorable traza una imagen del día histórico rica en su complejidad.
Frente a la nostalgia, tantas veces paralizante, la obra de Paco Cerdá opta por el conocimiento solo posible tras una minuciosa tarea de documentación, un rigor metodológico y una voluntad de comprensión. El resultado queda resaltado por un estilo literario que ha cosechado numerosos elogios. Todos son merecidos y, por supuesto, los lectores contamos con un referente de calidad ya presente por anteriores libros y ahora refrendado.

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