La elaboración de un ensayo histórico implica numerosas tareas para conseguir el mayor rigor posible y la consiguiente veracidad de los datos aportados, aunque el resultado siempre esté sujeto a posibles inexactitudes o errores, que afortunadamente ahora se pueden solventar mediante publicaciones digitales cuando son detectados. Este blog sirve a tal efecto, como quedó demostrado, por ejemplo, en la entrada del 23 de enero de 2021, que remite a unos archivos con centenares de descargas en el Repositorio de la Universidad de Alicante. El historiador que se niega a rectificar lo constatado como un error o que no rectifica y/o complementa sus conclusiones a la vista de nuevos datos deja de ser un historiador.
La citada obviedad no exime de la necesidad de evitar por todos los medios esos errores derivados de la falta de documentación o la interpretación errónea de la misma. Este objetivo implica un repaso continuado de nuestros trabajos, la búsqueda constante de nuevas fuentes y, por supuesto, la confrontación de las conclusiones con otros especialistas.
A la hora de redactar Las armas contra las letras, he recurrido a la ayuda de diferentes compañeros, así como a la siempre imprescindible prestada por el Archivo General e Histórico de Defensa dirigido por Guillermo Núñez Pastor, que me ha atendido con diligencia durante estos últimos años de búsquedas. Los textos provisionales de los capítulos fueron sometidos a la consideración de dos veteranos y prestigiosos historiadores especializados en los consejos de guerra: Francisco Espinosa Maestre y Antonio Barragán Moriana. También hice numerosas consultas a otros colegas, que me han ayudado con sus precisiones, datos o la facilitación de sus propios trabajos.
Las armas contra las letras parte de la investigación realizada con motivo de la publicación de Nos vemos en Chicote y, más en concreto, del primer capítulo de este volumen editado en 2015. El libro me consta que ha sido leído con interés por historiadores de prestigio como Ángel Viñas o Paul Preston, que me hicieron llegar sus apreciaciones positivas. Otros compañeros se han sumado a la tarea, que agradezco por lo que supone de ayuda para mejorar lo realizado hace ocho años.
Ahora, mientras Las armas contra las letras está siendo evaluado como cualquier ensayo universitario, aprovecho la ocasión para someter públicamente mi anterior trabajo a la consideración de los especialistas en la represión franquista. Los mismos pueden acceder a la edición de Nos vemos en Chicote, de la cual quedan algunos ejemplares a la venta tanto en Publicaciones de la Universidad de Alicante como en la editorial Renacimiento:
También, para facilitar la accesibilidad inmediata del texto, ahora el mismo una vez rectificado en algunos puntos se encuentra temporalmente disponible en el catálogo del Repositorio de la Universidad de Alicante:
El objetivo de esta iniciativa es que el capítulo pueda ser consultado durante las próximas semanas por los colegas interesados en el tema, que los mismos me transmitan sus apreciaciones y, en su caso, que estas últimas me permitan mejorar lo redactado en la versión definitiva de Las armas contra las letras.
Quedo, por lo tanto, a la espera de estas posibles aportaciones que tal vez me ayuden a perfilar lo expuesto en Las armas contra las letras, una monografía que actualmente está siendo revisada por otros especialistas.
El historiador que, embebido en su soberbia, no consulta a sus colegas, también deja de ser un historiador porque entre otras razones nuestra tarea está sometida a una continua corrección en aras de conseguir la mayor veracidad posible en la exposición de los hechos del pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario